sábado, 26 de diciembre de 2020

"La Jungla de cristal" de John Mc Tiernan, 1988.

Todo ochentero sabe que unas Navidades no son lo mismo sin una visita al edificio Nakatomi Plaza. Revisionar una de las películas claves en la renovación del género de acción, se convierte casi en un ritual por Navidad. Tras haber filmado “Predator" en 1987, su director recibió la propuesta de Joel Silver (productor) para dirigir algo muy distinto. Tardó en convencer a John Mc Tiernan. Se subió a bordo de aquel proyecto, exigiendo algunos cambios. Aquella película cambió las reglas de las películas de acción y nos descubrió a una nueva estrella de acción, se trataba de “Jungla de cristal" (John Mc Tiernan, 1988).


Los 80 eran de Stallone, Schwarzenegger y Norris, cada uno con perfiles diferentes, pero atufando a testosterona en kilómetros. En cambio, este perfil fue modificado por un actor de apariencia cotidiana, con quien la mayoría podía empatizar, sin ser gran deportista, excombatiente,… ese actor era Bruce Willis.

Fotograma de la película 

Bruce Willis se hizo conocido a nivel internacional gracias a la serie “Luz de Luna" (1985), a la cual dedicaremos en un futuro más atención. Bruce Willis se introducía en nuestras casas cada semana, haciéndonos pasar junto a su compañera de reparto Cybill Shepherd momentos geniales en cada una de sus investigaciones para la agencia de detectives en la que trabajaban.

Serie de los ochenta, "Luz de Luna"

El secreto del éxito de “Jungla de cristal" estriba en la elección de Willis para el papel. Bruce posee un estilo desenfadado, picaresco y un tanto burlón en situaciones extremas. Claro está que la dirección de la película es extraordinaria, más que nada por saber moverse y aportar lo necesario a este tipo de producto. El ritmo y mantener momentos de acción física, junto con la actoral en buena balanza son la marca de Mc Tiernan. Ofreciéndonos una peli muy divertida y bien engranada. Hay instantes en que la distancia de los años pueden chirriar, pero son precisamente esos instantes los que hacían especial el género en los ochenta. Roderick Thorp tras ver "El coloso en llamas" (John Guillermin, 1974) se inspiraría a mediados de los 70 para escribir su novela "Nada es para siempre". Creo que ni por asomo soñó la repercusión que tendría su adaptación cinematográfica.

Portada de la novela

La película tiene secuencias geniales: McClane (Bruce Willis) en los huecos del ascensor, el policía Al Powel (Reginalg VelJohnson, conocido por su papel en la serie “Cosas de casa"  como Carl Winslow, durante los años 1989 – 1998), la enorme explosión en la azotea, y el final. Un final a la altura tanto dramática como visual, después del recorrido de infarto por las diferentes instalaciones del edificio Nakatomi. Por cierto, el edificio es un personaje más en la película. Por aquel entonces, aquel edificio estaba habilitándose para diferentes oficinas de la Fox. O sea, estaban en casa, y jugaron en las diferentes plantas que todavía no estaban habilitadas para filmar las diferentes secuencias, sacándole provecho a cada rincón y material que encontraban.

La épica de "Jungla de cristal"

“Jungla de cristal" mezcló acción, humor y estilo con unos personajes muy recordados. Destacando a Hans Gruber (Alan Rickman) que interpretó a uno de los malvados más recordados y con más clase de los ochenta. El reparto es uno de los pilares que sostienen una película explosiva con algún que otro giro argumental, por si no era poco.

Bonnie Bedelia como Holly Genaro, esposa de McClaine
Alan Rickman como el malvado Hans Gruber
Alexander Godunov como secuaz de Hans

El éxito de esta primera aventura y carisma de su protagonista la hizo convertirse en saga. Incluso tiene publicaciones en cómic. Existen rumores de serie, adaptaciones, nuevas entregas,… Lo que tengo claro es que sin la esencia Willis no existiría un espíritu igual al que posee las diferentes entregas. Sería como seguir viendo Indiana Jones sin ser interpretado por Harrison Ford. No obstante, siempre nos quedará la saga de Willis y sobre todo las tres primeras entregas.

Cartelería de la franquicia "Jungla de cristal"

“Jungla de cristal" fue una película que cambió la forma de hacer acción, nos presentó una nueva estrella del género, se le dio más valor a las camisetas interiores de tirantes y sobre todo nos hizo pasar (y sigue haciéndolo) momentos de cine palomitero inolvidables. Y el que diga lo contrario, mira… “Yippee – Ki – Yay…”.

Cartel de la película 


Tráiler de la película: https://youtu.be/GAdvN7KLc2o

Ambigú Cinema - "Jungla de cristal" de John Mc Tiernan, 1988.




miércoles, 23 de diciembre de 2020

Feliz Navidad 2020

 - Es... es un milagro, les aseguro que es un milagro. Porque ocurre cada Nochebuena. Y si dejan pasar este milagro, arderán por ello. Sé de lo que estoy hablando.

Frank Cross

"Los fantasmas atacan al jefe" de Richard Donner, 1989.



sábado, 19 de diciembre de 2020

"Mi amigo el fantasma" de Robert Stevenson, 1968.

La Navidad está a la vuelta de la esquina. Son fechas en las que de seguro, cada cual, toma un instante y se deja arrastrar por los recuerdos de infancia. Los encuentros pasados, anécdotas, las faltas de seres queridos,… Es la licencia que este mundo acelerado parece permitirnos para sentir verdadera humanidad. La Navidad no dejará de existir. Hoy más que nunca es necesaria. Me gusta pensar en recuerdos envueltos entre luces de colores, destellos dorados y plateados con olor a chocolate caliente, bajo la sensación suave de un albornoz. Y el calor familiar, intentando renovar viejos ritos. En nuestro caso, el que nos ocupa, visionar una película que nos remonte a ese espíritu de Peter Pan que jamás debe abandonarnos. Recuerdo que por esta época, ya en vacaciones de Navidad, íbamos al videoclub a buscar alguna peli molona. Por estas fechas gustaba las de Disney. No solo las de los dibujos de sus clásicos, había un conjunto de producciones con aventuras muy diversas. Recuerdo una de ellas con especial cariño. Hoy en día, cuando la reviso en DVD, me lo sigo pasando genial. Me refiero a “Mi amigo el fantasma" de Robert Stevenson, 1968.


Esta película fue descubierta por mí en el videoclub. Hubo una época que disfrutaba y sigo disfrutando de películas Disney, pero muy en especial con las de este tipo. Con cierto aire de “gran Tv movie" y cuyas aventuras eran y siguen siendo formidables. Junto a “Mi amigo el fantasma", recuerdo títulos como: “Los hijos del capitán Grant"(Robert Stevenson, 1962), “Ahí va ese bólido" (Robert Stevenson, 1969), “La bruja novata” (Robert Stevenson, 1971),… Comprobarán que directores más variados en las producciones mencionadas. Pues sí, Stevenson era el director que los estudios Disney normalmente encargaba la dirección de estas películas. Por supuesto, hubo una que le haría pasar a los anales de la historia cinematográfica, a parte del trabajo mencionado, sería “Mary Poppins” en 1964. Stevenson tenía enorme sensibilidad para estos trabajos de encargo y sabía empatizar con el auditorio de Disney.

Producciones Walt Disney

“Mi amigo el fantasma” es una simpática comedia. Destacando el papel de Peter Ustinov como el malvado y revoltoso pirata Barbanegra. Actor que desde su primer gran papel como Nerón en “Quo vadis?” (Mervyn LeRoi, 1951), no dejó de sorprendernos en producciones de diversas temáticas, regalándonos interpretaciones como la del inigualable Hércules Poirot (detective célebre en las novelas de Agatha Christie). Barbanegra se lo hará pasar mal a un joven entrenador, interpretado por un habitual también en producciones Disney, Dean Jones. Cuya misión será conseguir que el simpático y sin par compañero Barbanegra, logre realizar una buena acción y acabar así con su maldición.

Peter Ustinov
("Biografía y vidas" y fotograma de la película)

La película tiene ese aire de la época en Disney que te advierte puede pasar de todo. Desde los protagonistas a los secundarios las actuaciones son excelentes. Las situaciones cómicas son abordadas por un Ustinov divertido y granuja, que como en cada una de sus apariciones interpretadas, se adueña del papel de una forma brutal. Sus acciones fantasmales son acompañadas por efectos visuales que a pesar de la época, hoy en día siguen sin desentonar. El echo de que el fantasma solo pueda ser visto por el entrenador  Steve Walker, nos conduce a situaciones cómicas donde tanto un intérprete como otro demuestran su química. Es una obra artesanal, y eso se agradece después de abusar de tanta infografía y pantallas verdes en la actualidad. Aquí, es el trabajo del cámara y de los encargados de efectos visuales en plena sintonía de trabajo. Hemos de recordar que por aquel tiempo cada gran compañía productora como: Warner, Universal, Paramount,… y Disney, tenían sus propios departamentos de efectos especiales, con artistas en cada rama. Ese cuidado artesanal, innovador e inspirador para la futura historia del cine, se veía en cada fotograma. En especial, en estas nostálgicas aventuras. Todo una genialidad.

Fotograma de la película 

Añadir que la película está basada en la novela “Blackbeard’s Ghost" (1965) escrita por Ben Stahl. Este autor, era sobre todo pintor y quizás les pueda sonar su nombre, ya que fue el encargado de ilustrar el cartel de “Ben-Hur" (William Wyler, 1959). La historia de este artista la abordaremos en otro momento. Merece la pena.

“Mi amigo el fantasma" se convirtió en una de mis películas preferidas de la infancia. Su magia siempre está ahí. Sobre todo si en estas fechas, la vuelve uno a visionar junto a una taza caliente de chocolate, entregado al calor que desprende la mesa de camilla. ¡Ah, eso placeres mundanos!

Cartel de la película

Tráiler de la película: https://youtu.be/AsBRnxeRF8k


Ambigú Cinema - "Mi amigo el fantasma" de Robert Stevenson, 1968.




viernes, 11 de diciembre de 2020

"Willy Wonka y la fábrica de chocolate" de Mel Stuart, 1971.

Hace unos décadas, mientras disfrutábamos un 6 de enero de aquella tarde de Reyes, admirados y entretenidos con nuestros nuevos juguetes, me quedé hipnotizado por una película que estaba emitiendo TVE. No se me olvidará la imagen de Violeta, hinchada y siendo rodada por los Oompa – Loompas. La primera vez que los vi me infundieron un poco de temor, y su canción, jamás se borraría de mi memoria. Había descubierto, “Willy Wonka y la fábrica de chocolate" de Mel Stuart, 1971.


Las producciones de aquellos años orientadas a un público menudo con procedencia transatlántica venían dobladas al castellano desde Sudamérica. Aquello les daba un toque especial, no sé como se puede expresar, forma parte de ese entrañable recuerdo. Eran películas muy entretenidas como: “La montaña embrujada" de John Hough (1975), “El gato que vino del espacio" de Norman Tokar (1978),…

Carteles de dos producciones

“Willy Wonka y la fábrica de chocolate" estaba protagonizada por una cara que en los años 80, sobre todo, sería muy reconocida, Gene Wilder. En los 70 fue su gran despegue. En esta década  interpretaría también al doctor Friederich Frankenstein en el clásico “El jovencito Frankenstein” de Mel Brooks, 1974. Más adelante quien no lo vería en alguna comedia junto a otra figura, Richard Pryor.

Wilder tiene un grandísimo estilo. Tras esa cara de no romper un plato, las acciones se vuelven sobre sus roles, surgiendo situaciones tronchantes. Pero en la película que nos ocupa, interpretando a Willy, nos dibuja un personaje infantilmente divertido, pero a la vez causando cierta inquietud al joven espectador. Un lado un tanto oscuro. Otro Willy, esta vez interpretado por Jonny Depp, lo potenciaría aún más, sobre todo si estaba la dirección a cargo de Tim Burtom (“Eduardo Manostijeras" (1990), “Bitelchus" (1988), “Batman" (1989),…).

Dos intérpretes, dos Willy Wonka

La historia proviene del homónimo clásico de la literatura infantil escrito por Roald Dahl en 1964. Un fabricante misterioso de golosinas esconde en sus chocolatinas cinco invitaciones para poder visitar la fábrica Wonka. Los afortunados y afortunadas son de lo más dispar. En esos niños/ as están representadas actitudes no muy sanas. Esas actitudes se volverán contra ellos, en una fábrica llena de sorpresas y rincones inimaginables: el río de chocolate, el Wonkavisión,… y sobre todo la aparición en cada esquina de los trabajadores y obedientes Oompa – Loompas, protagonistas de más de una pesadilla. Seguro.

Fotograma de la película

Fotograma de la película 

Mel Stuart dirige muy solventemente la producción. Centrándose y haciendo valer sobre todo la interpretación de Wilder y las secuencias en el interior de la fábrica. En la revisión del clásico, no hay nada que me chirríe. Ni los efectos, ni los escenarios, ni las interpretaciones (destacando el casting de los niños/ as),… claro está, no la podemos comparar ni por asomo con la adaptación de Burton en 2005. Para mí, aunque la versión de Burton, tecnológicamente sea superior, la primera versión conserva esa magia, esa inocencia, que quizás Gene Wilder logró imprimir para el resto de los tiempos. Y que decir de la melodía “The Oompa – Loompa Song", fruto del genio de Anthony Newley. Compositor de grandes éxitos como por ejemplo, “Goldfinger", interpretada por Nina Simone para la película de 007, “James Bond contra Goldfinger" de Guy Hamilton, 1964.

Fotograma de la película 

Willy Wonka logró que cada niño o niña tras comprar una chocolatina, pensase en  la mágica procedencia de aquel delicioso manjar. E incluso soñar con abrir el envoltorio y encontrarse no con el papel de plata, sino con una brillante y dorada entrada a la fábrica de Willy Wonka. Aunque sabiendo del humor del señor Wonka y los Oompa- Loompas, no sé que sería mejor. Por si acaso.

Cartel de la película 


Tráiler de la película: https://youtu.be/2cBja3AbahY


Ambigú Cinema - "Willy Wonka y la fábrica de chocolate" de Mel Stuart, 1971.






sábado, 5 de diciembre de 2020

"Hata que llegó su hora" de Sergio Leone, 1968.

De pequeño, podías apostar seguro a que más de un sábado por la tarde podían programar una película de “vaqueros”. El género del western no es que fuese de mis preferidos. Cierto es que recuerdo mi cartuchera, revólver y estrella de sheriff. Incluso mis caballitos, indios,… y el fuerte. La de horas que habrá uno pasado junto a un bocadillo de Tulipán, disparando a carromatos. El caso es que centrándonos en el cine, la primera película que me llamó la atención, muy jovencito, fue una de John Wayne, “El Dorado" de Howard Hawks (1966). Grandes títulos fui descubriendo hasta llegar a Sergio Leone. Sentarte y ver una película de Sergio Leone, es simplemente desear ver verdadero CINE. Da igual te guste o no el género que haya filmado, los actores o actrices que intervengan. Da igual. Leone tiene esa capacidad cinematográfica para contar una historia a través del verdadero arte del cine. ¿Y cuál es ese verdadero arte del cine? En mi opinión, es la capacidad de narrar visualmente, creando un lenguaje, una forma de exponerlo, donde interviene la sensibilidad de las distintas partes encargadas de la producción. Creando un estilo propio. Poco directores, la verdad. Los que han hecho grande este arte: John Ford, Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick, Martin Scorsese,… todos ellos han tenido y tienen un carácter visual. Son los grandes maestros y descubridores de un lenguaje al alcance de todos, que lo hacen trascendente. Convertir en arte, por ejemplo, el simple vuelo de una mosca, como en “Hasta que llegó su hora" de Sergio Leone, 1968.

Lo primero que hay que tener muy en cuenta es que las películas de Leone, necesitan su tiempo. No busquen una hora y veinte pim pam pum y a otra cosa. No, para nada. Aquí el cine es cosa seria. El tiempo, el ritmo, se ralentiza a miradas de cinco minutos entre los personajes. Cinco minutos que no parpadeas. ¿Las razones? Tener a un maestro del tempo fílmico, donde sabe poner el objetivo y manejarlo (tipo de lente, plano, ángulo,…), unos intérpretes que saben que están en las manos de un genio y se dejan llevar, a la vez que aportan. Y el eterno Ennio Morricone (compositor de la banda sonora). Ennio es el alma de la película. Leone prefiere escuchar siempre sus sugerencias sonoras y a partir de ahí, filmar y editar, adecuando los pasajes musicales de Morricone a su ojo fílmico. Los paisajes y decorados fueron fotografiados por Tonino Delli  Colli.  Arizona en USA, y Guadix (Granada) y el desierto de Tabernas (Almería), fueron las principales localizaciones. Delli Colli, director de fotografía nos hizo llegar no solo la realidad o naturalidad requerida en la iluminación fílmica, sino que tan solo con su luz, sin ayuda de artificios en posproducción, creó sensaciones. Viendo esta película, uno suda bajo el temible Sol del desierto de Arizona, o incluso uno puede sentirse polvoriento tras cabalgar junto a Armónica (Charles Bronson) por el desierto de Tabernas. De entre sus trabajos más logrados a posteriori, destacar el realizado en “El nombre de la rosa" de Jean Jacque Annaud (1986). Magistral.

La película tiene varios giros argumentales, haciéndote interesar por la trama constantemente. Cada uno de los personajes que van apareciendo van cumpliendo aquello de que “las apariencias engañan”. Aunque eso sí, el malo es malo desde el principio. Y de esto se ocupó Henry Fonda.

Henry Fonda, el actor de personajes de altos valores y moral inquebrantable, se nos dibuja desde el principio como uno de los grandes malvados del western. El genio de Leone buscó precisamente esa concepción que se tenía de sus interpretaciones pasadas, para causar un tremendo efecto de impacto en la audiencia. Fonda en algún que otro documental, llegó a narrar que se caracterizó por completo para el papel, y antes de empezar, Sergio Leone le fue desdibujando esa caracterización (lentillas oscuras, pelo,…) hasta dejarlo tal y como era físicamente en la realidad. Aquello tuvo un sentido psicológico desde el primer momento, cosa que captó rápidamente el veterano actor. Luego sería Fonda en cada plano, quien dejase impresa su maestría y oficio en la caracterización de Frank, un pistolero sin escrúpulo alguno.

Fotograma de la película

La película tiene un reparto de infarto Charles Bronson, Claudia Cardinale, Jason Robards,… Todos ellos geniales, ofreciendo diferentes capas en sus interpretaciones. Es un western de personajes, de interacciones, de tramas y subtramas. Son de esas películas que cualquiera que se interese por el arte cinematográfico, debe de tener como obligado visionado.

Parte del reparto de la película 

“Hasta que llegó su hora" nació tras la famosa “Trilogía del dólar". Leone consiguió un estilo, hasta incluso diría yo, crear un género. Sería con esta producción donde pondría casi su broche de oro al western. Su estilo visual ha sido homenajeado, copiado, en distintas producciones de géneros diferentes. Su legado no nos deja demasiadas películas. Pero cada una de ellas es un máster cinematográfico. La obra de Sergio Leone es un vademécum visual, donde la ortodoxia fílmica se da la mano con la elegancia y puesta en escena de un lenguaje cinematográfico único. La verità de Leone.

Cartel de la película

Tráiler de la película: https://youtu.be/iZOjvq0p8e0


Ambigú Cinema - "Hasta que llegó su hora" de Sergio Leone, 1968.





"Indiana Jones, en busca del arca perdida" de Steven Spielberg, 1981.

  Pasadas las celebraciones sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesús, la mayoría de los españoles hemos podido ver o casi ver, debid...