domingo, 20 de noviembre de 2022

"Juegos de guerra" de John Badham,1983.

 Vivimos tiempos convulsos: crisis económicas, sociales, de valores,... El patio anda  revuelto, pero si uno se fija en la historia de la humanidad, digamos que casi siempre ha sido así. Hoy en día, los medios de comunicación, se encargan de que todo el mundo esté maravillosamente preocupado e inquieto, amén del lado en el que se encuentre del conflicto y de donde le llegue la información, siempre manipulada a placer, o no. En este ambiente caldeado, me ha dado por pensar en películas que de alguna u otra forma nos puedan hablar de las responsabilidades de los dirigentes, cuando discusiones subidas de tono, pueden atentar a una población o al mundo a un desastre de terribles consecuencias, incluso de pura extinsión de una de especie.

Fotograma de "Juegos de guerra"

En una entrada anterior de este blog, hice alusión a la película "El día después" de Nicholas Meyer (1983). Sus acontecimientos siguen helándome la sangre, y más en la situación actual, en la que parece que la Guerra Fría de la década de los 50 a los 70 del siglo pasado, sigue existiendo.

Fotograma "Juegos de guerra"

Me he decidido a recordar una película más ligera, divertida y algo entrañable, aunque con un transfondo preocupante. Este transfondo que sería también explotado por directores como James Cameron en su "Terminator". Hablamos de que una máquina, un cerebro artificial, pueda llegar a tomar el control de nuestro destino. Y eso, es precisamente lo que ocurre en esta aventura fílmica donde el joven actor Matthew Broderick se las va a tener que ver con un gran ordenador, y el ejército de los Estados Unidos, ante una amenaza atómica. Hablamos de "Juegos de guerra" de John Badham,1983.

Publicidad impresa de la película

Algunas películas de los 80, la mayoría son entretenidas, incluso algunos denominados subproductos que beben de tramas originales. "Juegos de guerra" tiene ese don. Divierte. El desarrollo de su trama va increscendo, incluso con cierta verisimilitud.

Fotograma de la película

Al principio de los años 80, con un mundo un tanto parecido al actual, tensión entre dos grandes potencias, enfermedades,... la tecnología parecía avanzar a grandes pasos, y los ordenadores, empezaban a ocupar un lugar importante en el desarrollo de la sociedad, o al menos comenzaban a introducirse.

Fotograma de la película

"Juegos de guerra" mezcla este ambiente de tensiones políticas y tecnología en ciernes. Para ello, un pirata informático se encuentra de forma casual con un súper ordenador (WOPR), y están a punto de desencadenar una posible guerra nuclear.

Fotograma de la película

Matthew Broderick está perfecto, incluso en este papel ya marca su propio estilo o tics característicos en sus interpretaciones. Ya había debutado en cine con la producción “Max Dugan returns” de Herbert Ross (1983), junto a Jason Robards. Una conexión curiosa, ya que este interpreta uno de los papeles protagonistas de la película que mencionamos al principio, “El día después”. Casualidades de la vida o… sincronicidades. Vaya usted a saber.

Fotograma de la película "Max Dugan returns"

El caso es que el joven protagonista es en esta película donde comienza a llamar la atención del público y la industria cinematográfica. Como compañera de aventuras, tiene a  la joven Ally Sheedy, en el papel de Jennifer. Es una cara muy frecuente en los años 80, y que recordamos muy especialmente por su papel en “El club de los cinco” de John Hughes (1985). Las dos interpretaciones toman muy bien el pulso de la trama y con buena química entre los dos. Acompañados por nombre como: Dabney Coleman, Barry Corbin, Michael Macben,… hacen un fuerte bloque interpretativo.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Fotograma de la película

La película tuvo una gran acogida de público. Hoy en día, no ha perdido nada. Ha ganado en cuanto a referencias y curiosidades de aquellos tiempos, como por ejemplo, el lenguaje de los ordenadores de entonces, la utilización de discos informáticos, la comunicación a través de la línea telefónica con un teléfono enchufado al ordenador (los comienzos de internet),… La película hace una crítica o una reflexión muy anticipada en su época, sobre la posibilidad de acceso a información delicada y una posible manipulación, poniendo en riesgo la seguridad de un país, y por ende la estabilidad mundial.

Fotograma de la película

La mayor parte del metraje se desarrolla en instalaciones militares. A destacar el gran salón de control del centro NORAD (Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial), fundado en 1958). El equipo de la película no tuvo acceso a las verdaderas instalaciones, por lo que los productores Golberg, McNall, Schneider y Hashimoto, decidieron construir el escenario más caro hasta el momento, con un coste de un millón de dólares. Lo lucieron y le sacaron el máximo provecho. Nada más hay que ver su primera aparición en pantalla, alzándose la cámara por los aires, realizando un giro de 180º, mostrándonos el gran salón de control de NORAD.

Fotograma de la película

La película no tiene grandes efectos visuales. Se utiliza sobre todo los gráficos de ordenador que aparecen en la grandes pantallas del centro de control de NORAD y en los ordenadores domésticos. Hace volar la imaginación, cuando se simula el despliegue bélico nuclear al entrar en conflicto la Unión Soviética y U. S. A.

Fotograma de la película

Los guionistas Lasker y Parkes escriben una trama con pulso, y con ingredientes descriptivos, que convierten esta película en una película de culto. Hace un planteamiento directo de los personajes desde el comienzo, establece claramente el conflicto, van produciéndose los acontecimientos derivándose en los distintos desenlaces.

Fotograma de la película

Arthur B. Rubinstein realizó parte de las bandas sonoras de la filmografía de Badham. De su música ochentera, cabe destacar la utilización de sintetizador y primeros instrumentos de computadora digital, combinándolos de forma sinfónica con instrumentos de otras familias, ya fuese de cuerda, viento,… “Juegos de guerra” tiene todos estos tipos de sonidos que gustaba al compositor integrar en su obra. Si cabe destacar, el uso que hace de la armónica en esta composición. El sonido de este instrumento rompe con el cuerpo instrumental utilizado, que nos hace referencia a los militares, a las situaciones de thriller, para con ello, perfilar el aire de inocencia juvenil del protagonista, ante la situación provocada por su cocoteo con el ordenador principal de NORAD. Una realidad de tensión que se rasga con el sonido de la armónica, evocador de tranquilidad, de paisajes campestres, de familia,… frente a un mundo al borde de la destrucción.

El compositor Arthur B. Rubinstein. decine21.com 

A pesar de la temática, “Juegos de guerra” es una película amable que puede ser vista por todos los públicos. Incluso hoy en día, nos puede enseñar y hacer reflexionar sobre el uso de las nuevas tecnologías.

Fotograma de la película

Nuestra tecnología en comparación a la de 1983 es tremendamente avanzada, pero su buen uso, la utilización adecuada,… sigue siendo un gran problema. A lo mejor, cualquiera de nosotros no podemos poner en jaque a una nación o al mundo entero, pero si está a nuestro alcance, el velar por un buen uso. Ahora, más que el acceder a unas instalaciones militares, a unas cuentas bancarias, a manipular las notas de la universidad,… cualquier superchería, hay algo más preocupante, la protección y manipulación de nuestra conciencia, ante la apertura de un mundo sin puertas y sin leyes. La red informática es lo más parecido al lejano Oeste. Al menos, allí daban la cara. Se enfrentaban en temidos duelos bajo el Sol abrasador, mirándose a los ojos. La identidad anda algo perdida en este cybermundo actual. Da la sensación de que las personas tienen dos caras, la propia y la de usuario de la red. Una especie de Jekill y Hyde, donde el cambio de personalidad y el desboque de nuestros más bajos instintos no son causados por una fórmula de laboratorio, sino por el acceso directo a la red. La historia de la humanidad siempre ha sido así, algunas veces, damos la sensación de ser primates evolucionados con un alto grado de bobaliconismo y mala uva, pero así mismo, la historia y la evolución nos habla de esa brillantés de conciencia, de espíritu, en definitiva de humanidad, que ha conseguido la verdadera evolución. “Juegos de guerra” lleva implícito ese mensaje. Y es que el buen cine de los 80, no es solo una montaña rusa de sensaciones, había mensajes que por su sencillez, hoy parecen denostados. Nos empeñamos en hacerlo todo muy complejo. En fin, hoy por mi parte… “Game over”.

Cartel de la película




Ambigú Cinema - "Juegos de guerra" de John Badham,1983.




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