sábado, 28 de noviembre de 2020

El legado de Connery #4 - "Descubriendo a Forrester" de Gus van Sant, 2000.

Estar durante más de cuatro décadas dedicado a la interpretación, es un logro que muy pocas personalidades del ámbito han logrado solventar. Sobre todo con una línea constante, como es el caso de Sean Connery. Los años 60 fue su descubrimiento internacional, en los 70 demostró saber bailar a la luz de la Luna con el diablo y superar una difícil década con papeles memorables. Los nuevos midas del Hollywood de los 80: Spielberg, Annaud, De Palma,… lo tuvieron en consideración, presentándole a tío Óscar y reivindicando su figura, como uno de los grandes maestros del medio cinematográfico. En unos alocados noventa, supo mantener el tipo desde papeles como el de un capitán soviético desertor (“La caza del Octubre Rojo" de John Mc Tiernan, 1990) hasta el de un reputado ladrón de guante blanco (“La trampa" de Jon Amiel, 1999). Durante este periplo nos seguiría ofreciendo papeles memorables en producciones que incluso sin su participación, hubiesen quedado en el olvido.

Cartel de dos producciones de los años 90

Entrado el nuevo milenio, Connery tan solo participó en tres producciones, siendo en una de ellas donde quizás dejó una de sus más logradas interpretaciones, “Descubriendo a Forrester" de Gus van Sant, 2000.

La película es una de esas historias que puedes disfrutar en familia y a su vez admirar en Connery, la escuela y maestría de un actor curtido, de amplio bagaje, donde incluso entre líneas cinematográficas puedes leer la honestidad y el papel de “cicerone" hacia nuevas generaciones de intérpretes, como era el caso del joven actor Ron Brown.

Fotograma de la película 

La historia gira entorno a un chico de los bajos fondos y su capacidad para la creación literaria. En su camino se encontrará con un gran escritor, un tanto peculiar. Este, encerrado en su piso, rodeado de cientos libros, abrirá las puertas al joven Jamal (Ron Brown) para descubrirle en este caso, no los caminos de la “Fuerza", sino de la creación del relato.

Fotograma de la película 

El papel de William  Forrester interpretado por Sean Connery, es de un disfrute colosal. Si el director de la película, Gus van Sant, buscaba una redención tras el sacrilegio de dirigir de nuevo “Psicosis" en 1998, la tuvo solo en parte con la elección de Connery como Forrester. Una película que para ser justos, no es original en el planteamiento, pero el personaje de William Forrester, la convertiría en especial en el amplio abanico del género. 

Fotograma de la película

“Descubriendo a Forrester" es un viaje al descubrimiento de la lectura, la escritura, y sobretodo al de los valores. Valores que el joven protagonista va a tener que defender no solo en las líneas de sus escritos, también en su vida. Una vida con obstáculos sociales, personales, con los que va a tener que enfrentarse. Y es bajo la tutela de la experiencia, la reflexión y el análisis de los hechos, donde el joven alumno se enfrentará a golpe de tecla en una máquina de escribir. En la trama, como en la vida real, las dos partes (maestro y alumno) se verán enriquecidos por su propia interacción. El cine nos ha regalado maestros y alumnos míticos como: el profesor Higgins y Eliza (“My Fair Lady" de George Cukor, 1964), Yoda y Luke Skywalker (“El imperio contraataca" de Irvin Kershner, 1980), Miyagi y Larusso (“Karate Kid" de  John G. Avildsen, 1984),… e incluso el mismo director de la película que nos ocupa, dirigió “El indomable Will Hunting” en 1997, de estilo similar; pero este desarrollo argumental entre Forrester y Jamal, se nos presenta más realista y urbano, con un tono de sincera verdad argumental.

Fotogramas de distintas producciones

La película supuso casi la bajada de telón para uno de los grandes intérpretes de la historia de la cinematografía. Desde la creación de un personaje icónico como James Bond, a cualquiera de las grandes interpretaciones realizadas por este irlandés internacional. Todo un legado que alentamos descubran y admiren. Este mes de noviembre hemos intentado comentarles algunos de esos rasgos diluidos entre casi ochenta producciones en las que el maestro Connery participó. Cada una con un matiz diferente. Ofrecerles “El legado de Connery" ha supuesto para mí un nuevo encuentro con el actor. Una necesidad de expresar mi admiración  por su legado. Un legado eterno en nuestros corazones y en una de las artes más maravillosas, el CINE.

Sean Connery, toda una vida entregada a la interpretación.

Cartel de la película 


Tráiler de la película: https://youtu.be/8QGCBH_2Dck

Ambigú Cinema - El legado de Connery #4 






sábado, 21 de noviembre de 2020

El legado de Connery #3 - "Robin y Marian" de Richard Lester, 1976.

Los años 70 para Sean Connery fueron buenos. Quizás me atrevería a decir que con proyectos de más alto nivel artístico que los 80 (incluyendo a otra película más de la saga de 007), a pesar de ser la década de los 80, una década dorada para el actor, donde incluso ganó el Óscar. La cinematografía de los 70 era al igual que en otras décadas un reflejo de la sociedad del momento. Los 70 fueron años de grandes cambios, crisis mundiales,… Estados Unidos miraba a la expresión cinematográfica del cine europeo. Salvo por dos producciones de mediados de los 70, que comenzaron a establecer una nueva política de estudios y visión comercial del cine, “Tiburón" de Steven Spielberg (1975) y “Star Wars” de Georges Lucas (1977), el cine tenía un aire de tremendismo social y de cierta reflexión social. Connery no escaparía a estas tendencias, como por ejemplo en “Zardoz” de John Booman (1974), un clásico del género post apocalíptico.

Cartel de la película "Zardoz"

Los géneros cinematográficos intentaban reinventarse, adaptarse. Y las películas de capa y espada no iban a ser la excepción. Le tocaba el turno a Robin Hood. A modo de curiosidad, y haciendo memoria de los diferentes Robin Hood que nos ha regalado el cine, podríamos estudiar la evolución del mismo. Una idea para realizar una tesis cinematográfica (lo anotamos).

Carteles de diferentes producciones sobre Robin Hood

El haber realizado una película basada en la figura de Robin Hood, de mallas verdes, sombrero plumífero y arco en ristre, con aire burlesco y circense en cada andanza, no sabemos si hubiese calado o no en la audiencia de los 70. Lo que está claro es que si vas a tocar un personaje de esa características, con una fuerte impresión en la memoria colectiva social, gracias a la interpretación, primero de Douglas Fairbanks y luego de Errol Flynn y la dirección de Curtiz & Keighley, en el clásico de “Robin de los bosques" de 1938, debes de dar un algo más o dar algo totalmente diferente (respetando ciertos códigos). Esto último fue lo que ocurrió. Robin Hood volvió a la gran pantalla. Más realista, violento, y más maduro. Sean Connery dejó impresa una gran interpretación en una de las películas más memorables y olvidadas de su carrera. Le acompañó Audrey Herburn tras estar alejada del objetivo casi diez años. Connery y su director, y sobre todo Connery, fueron los culpables de ello. El bosque de Sherwood volvía a ser un bosque peligroso para cualquier malvado a expensas del temido sheriff de Nottingham y el rey Juan. “Robin y Marian" de Richard Lester, 1976.

La película se filmó en España, en concreto en Navarra y Zamora. Esto hizo que el reparto estuviesen dos actrices españolas, la veterana Margarita Minguillon y la primeriza Victoria Abril. Pudo presumir de hacer su primera película en una gran producción. Su aparición de escasos minutos supusieron  el bautizo de fuego en el medio cinematográfico. Por aquel entonces, azafata del mítico programa “Un, dos, tres… responda otra vez", del maestro Narciso Ibáñez Serrador.

Fotograma de la película. Aparición de Victoria Abril.

Richard Lester hace una dirección ortodoxa, y sobre todo muy realista de los acontecimientos. Es una película de diálogos, “tour de force” interpretativos y de oficio, mucho oficio. La dirección fotográfica es una delicia. Las imágenes de Robin y Marian junto al río, como tantas otras, serán imitadas en futuras producciones, e incluso del mismo género. David Watkin poseía una habilidad especial iluminando en reflexión, utilizando el rebote de luz sobre la superficie. Consiguiendo con ello, matices suaves y bellos. Merecido sería su Óscar, años más tarde por “Memorias de África" de Sidney Pollack, 1985. De su aporte a la fotografía cinematográfica, trabajó e invención, hablaremos en otro momento.

Herburn y Connery hacen una pareja perfecta en sintonía interpretativa. Existe entre los dos carisma ante la cámara. Son intérpretes ya maduros, alejados de esa imagen que les dio a conocer. Conjugan de forma que te hacen olvidar esa imagen de Robin Hood que hablábamos al comienzo, y eso es un gran logro.

Fotograma de la película

La película contiene secuencias memorables: la herida y muerte del rey Arturo, el encuentro de Robin y Marian, su declaración de amor, la lucha a muerte entre Robin y el sheriff,… La música inspiradora de John Barry y la conexión de todos los departamentos, amén del reparto (Robert Shaw, Richard Harris, Iam Holm,…), hacen que Lester (director) filme una de las películas más románticas que se hayan realizado, con una secuencia final para los anales de la historia del cine. Poesía cinematográfica.

Más de una década después, en 1991, Sean Connery volvería a pisar el bosque de Sherwood. Eso sí, esta vez como rey, el rey Arturo, en la producción protagonizada por Kevin Costner y dirigida por Kevin Reynolds,  “Robin Hood, príncipe de los ladrones”. Todo un detalle.

Fotogramas de "Robin Hood: el príncipe de los ladrones"
de Kevin Reynolds, 1991.

Cartel de la película "Robin y Marian" de Richard Lester, 1976.


Tráiler de la película: https://youtu.be/-GTXXfZR8IE


Ambigú Cinema - El legado de Coonery #3











viernes, 13 de noviembre de 2020

El legado de Connery #2 - "Marnie, la ladrona" de Alfred Hitchcok, 1964.

Los principios de Connery fueron duros. No todo lo ocurrido en el comienzo de su carrera fue casualidad, hasta debutar para el gran público mundial protagonizando a 007 en el film “Agente 007 contra el doctor No", de Terence Young en 1962. Cierto es que siempre te debe acompañar algo de fortuna, también la tuvo Sean Connery, pero no la espero en casa. Salió, luchó, esperó y en fin, todo lo demás es pura superación y formación de un profesional. Educado y correcto. Siempre con los pies en la tierra. Y si alguien en la industria, por aquella época tenía olfato para descubrir a alguien así, ese era Alfred Hitchcok. Un director que se rodeaba de grandes actores y actrices, algunos de ellos con carreras afianzadas. Algo prometedor vería en el joven Connery para su próximo proyecto, “Marnie, la ladrona" de 1964.




Basada en la novela de Whinston Graham, es quizás uno de los argumentos más complicados a mi parecer de llevar a cabo cinematográficamente, sin que se te escape de las manos. Hitchcock supo dirigirla de manera magistral, consiguiendo ese difícil equilibrio entre arte y divertimento.

Pensada en principio para Grace Kelly, ella al final se retira del proyecto, y el papel protagonista recae en Tippi Hedren. Tras su interpretación  en “Los pájaros” (Alfred Hitchcok, 1963), sería su siguiente proyecto con el mago del suspense.

Fotograma de la película 

Sean Connery se encuentra muy convincente en cada una de las secuencias. Los diálogos entre Hedren y Connery son de altura interpretativa. La película, la producción, mantienen el mismo “modus operandi” que las anteriores de Hitchcock. A pesar de ir cambiando los tiempos, el sigue filmando bastante en plató, y sirviéndose de artificios decorativos para crear las distintas atmósferas y momentos Hitchcock. Recordar la secuencia de la limpiadora, mientras Marnie (Tippi Hedren) está robando la caja fuerte. El ritmo, el manejo de los encuadres, de los planos detalle, el sonido (ausencia de música, solo efectos), hacen vivir una secuencia de las que el espectador no es capaz de retirar su mirada de la pantalla. 

Fotogramas de la secuencia 

De toda su filmografía, quizás sea su película más delicada de llevar a escena, por su temática. De hecho, una de las secuencias por su tremendo desarrollo, podría haberle costado la carrera a Connery. En cuanto a empatía con los espectadores. No obstante, la profesionalidad, y la capacidad actoral del mismo, no le hizo ni una fisura. Razón quizás para pensar, de la seguridad de Hitchcock en el intérprete, desde que lo vio actuar en su primera película de James Bond.

Alfred Hitchcok dando indicaciones a Connery. Cartelera.

“Marnie, la ladrona" es un retrato psicológico de una mujer atormentada por un pasado velado, de sus angustias, pesadillas y miedos, sembrados por unas vivencias que le han convertido en un ser atormentado en el terreno personal y sentimental. Otros filmes, incluso actuales, han intentado recrear de alguna manera este tipo de circunstancias, cayendo en horrorosas obras, que ni malgastó espacio en nombrarlas.

Es una película para disfrutarla plano a plano. El lenguaje de la cámara, la capacidad cinemática de su director para atraparnos desde los primeros minutos del metraje. Sin olvidar al elenco de intérpretes, con mención especial a Louise Latham, madre de Marnie. Quien tiene secuencias intensas junto a Hedren, en un pulso interpretativo a la vieja usanza. Siempre recalcaremos el valor de los secundarios. Muy importantes en la filmografía de Hitchcock. Incluso existen obras, cuya presencia, más que los de los protagonistas, elevan la categoría de la película.

Fotograma de Louise Latham

A Connery, meses más tarde en un plató, mientras filmaba “Goldfinger" (Guy Hamilton, 1964), una periodista le preguntaba sobre su carrera, el cambio que había sufrido su vida, de la dura profesión del actor,… Connery le contestó que la dureza estaba años atrás en las pensiones de Manchester. Su primer papel, fuera de esa aureola de diseño Bond, fue el de Mark Rutland. Hitchcock creyó en él y si la imagen del actor fue exportada por las películas de 007 de Broccoli y Saltzman (productores) a cada rincón del mundo el que hubiese un cine, Alfred Hitchcok fue quien le ofreció su bautizo de fuego como intérprete dramático. Desde entonces Connery supo perfectamente alternar proyectos, sin encasillarse.

El recibimiento de Connery en la producción de Hitchcock fue muy bien recibido a distintos niveles, fuera y dentro de la producción. Quizás las dudas aparecieron en Tippi Hedren. Estas quedaron resumidas en una anécdota ocurrida junto al director, al cual le preguntó como Marnie, una mujer con esos problemas, frígida,… podía estar al lado de Connery, de James Bond. La breve contestación del director cerró el asunto – Actuar, consiste en eso -.

Cartel de la película


Tráiler de la película: https://youtu.be/QV_2-v_dsAU

Ambigú Cinema - El legado de Connery #2





viernes, 6 de noviembre de 2020

El legado de Connery #1 - '"Atmósfera cero" de Peter Hyams, 1981.

Sonrisa de pícaro, cejas pobladas pero bien definidas, alto, atlético, con cierto porte robusto, sin perder ese aire de masculinidad de la época,… Ian Fleming al estilo del profesor Higgins en “My fair lady” (George Cukor – 1965), lo convirtió en un verdadero gentleman. Perdón, en el Gentleman. Y en el agente secreto más famoso de la historia del cine, 007.

"50 Years of James Bond" - BBC América 

Tras el fallecimiento de un actor o una actriz, solemos recordarlo/ a por sus películas más emblemáticas. Donde tuvieron más audiencia o lograron algún reconocimiento público. No obstante, aprovechando la figura de Sean Connery, recordaré como un actor o actriz, es en si, un cúmulo de experiencias que aprovechan para su siguiente interpretación. Por ello, considero que Connery, desde su emblemático James Bond, hasta el paso por personajes recordados por el gran público en “Los inmortales" (Russell Mulcahy – 1986), “El nombre de la rosa" (Jean-Jacques Annaud – 1986), “Los intocables de Elliot Ness" (Brian de Palma - 1987),… interpretó antes o después obras donde sus códigos interpretativos seguían evolucionando y creciendo constantemente como actor. Y nosotros, disfrutando de cada una de sus salidas en pantalla. No cabe discusión alguna de que Connery, habrá tenido películas más o menos taquilleras, pero su aparición en los créditos era una señal de calidad. Como las estrellas a un hotel.

Sean Connery en algunas de sus interpretaciones

Connery había sabido sobrevivir perfectamente a los atormentados años 70 de la historia del cine. Llegó los 80. Su gran década. Y es aquí, donde nos vamos a detener. La empezó cargando su rifle. El nuevo Gary Cooper de la gran pantalla, esta vez no en el alejado pueblo de Hadleyville (“Solo ante el peligro" de Fred Zinnemann, 1952), sino a millones de kilómetros de la Tierra. La trama de nuestra primera revisión se desarrolla en la tercera luna de Júpiter, “Atmósfera cero” de Peter Hyams, 1981.


Juntemos el aire de western de “Star Wars" de Georges Lucas (1977) y ese ambiente industrial, sucio, y de tipos duros de plataforma petrolífera de “Alien, el octavo pasajero" de Ridley Scott (1979). “Atmósfera cero” toma, de una y de otra, elementos para servirnos la versión espacial de “Solo ante el peligro". Un genial western del que hablaremos en otra ocasión.

Carteles de "Solo ante el peligro" y "Atmósfera cero"

El empaque de la producción es de los que disfrutamos ese cine de los 80. Detallismo  al máximo, con oficio. Maquetas a gran escala, escenarios, trajes,… un diseño de producción bestial. Hoy, vista 39 años después, personalmente no le veo el paso del tiempo (perdonen mi entusiasmo). Claro está que hay que situarse en la época y tener ganas de disfrutar la peli. Sus efectos especiales artesanos son de tener muy en cuenta, en especial la técnica de “Introvisión", permitiendo a los intérpretes interactuar entre proyecciones. La primera vez que se utilizó fue en esta película.

Ejemplo de Introvisión en la película
"Cuenta conmigo" de Rob Reiner, 1987

Sean Connery hace de tipo duro. Un agente de la ley que no se casa con nadie. Ese carácter le hará buscar problemas y enfrentarse a la temible situación que se le plantea en la película. Connery ya es un actor de recorrido. Nos dibuja a un hombre recto, pero a la vez con sensibilidad. Esa sensibilidad es marcada por sus gestos. Sus expresiones o forma de mantener la pose actoral ante la cámara, sin articular palabra, te invita a entrar en al mente del personaje y sentirlo, sentir su experiencia. Su humanidad. ¿Cómo se hace eso? Teniendo a Sean Connery delante del objetivo, nada más que decir.

Fotograma de la película

“Atmosfera cero” es un homenaje al western. La temática rodeada de ciencia ficción no es excusa para que los personajes se líen a tiros, pero no con rayos láser. De eso nada, escopeta recortada con cartuchos y tira “pa lante”, Connery. Una maravilla. Atendiendo sobre todo a ese engranaje de conceptos. Rompiendo esquemas.

Fotograma de la película 

La película transmite cierta atmósfera de inquietud. Ya no solo por la trama. Al igual que en “Tiburón" (Steven Spielberg, 1975), el medio (el océano) ayuda a crearla, incluso convirtiéndose en parte muy importante de la historia, en este caso el vacío, el espacio, la nulidad de atmósfera. Poco a poco, las investigaciones de O' Neil y la doctora Lazarus, las muertes y la tensión ante la llegada de la nave con los asesinos, junto a ese ambiente claustrofóbico, produce en la audiencia angustia. Angustia ante un posible desenlace. Pero O' Neil, promete gastar hasta el último cartucho e ideas para no acabar desilusionando al espectador. No le hace falta un sable láser, ni un lanza llamas al estilo Ripley (Sigourney Weaver en la saga de “Alien")… para mantener a raya esta estación espacial.

Cartel de la película 


Tráiler de la película: https://youtu.be/F2I11qVIMP8


Ambigú Cinema - El legado de Connery





 



"Indiana Jones, en busca del arca perdida" de Steven Spielberg, 1981.

  Pasadas las celebraciones sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesús, la mayoría de los españoles hemos podido ver o casi ver, debid...