viernes, 26 de marzo de 2021

"Luz que agoniza" de George Cukor, 1944.

Dos pasiones que han movido de alguna u otra forma mi vida son la música clásica y el cine. Precisamente la conjunción de ambas a dado pie a esta entrada del blog. Les explico. Hace poco pude de nuevo visionar al que considero un gran clásico del cine. A su vez, este me hizo recordar a “Lucia di Lammermoor" (1835), presente en la banda sonora de la película. Junto a “L'elisir d'amore (1832), es quizás de lo más representado y aplaudido a nivel general del maestro Donizetti (1797 – 1848). Este tipo de conexiones, me encantan y tienen lugar cuando uno disfruta de obras maestras, como la que a continuación comentaremos. “Luz que agoniza" de George Cukor, 1944.


De nuevo volvemos a Patrick Hamilton. Hace poco lo nombramos como autor de la obra “Rope" (1929), que a su vez inspiró a Alfred Hitchcock, para realizar una adaptación cinematográfica con la magnífica película “La soga" (1948). De igual manera, una obra de Hamilton, sería la semilla para una gran película de Hollywood, “Luz que agoniza". La versión de George Cukor no fue la primera. En 1940, una película británica dirigida por Thorold Dickinson, fue más cercana a la obra original. Cuatro años más tarde, Cukor la volvería inmortalizar.

Una edición de la obra de Hamilton.

Cartel de la adaptación cinematográfica
de Dickinson (1940).

Cuatro columnas sostienen a este gran clásico. La obra de Hamilton fue adaptada cinematográficamente por una figura perdida en el tiempo, John L. Balderston (quien hizo la adaptación teatral de “Drácula", texto que sirvió muchísimo a la primera versión cinematográfica “oficial" de los años 30, protagonizada por Bela Lugosi); sus intérpretes, el director artístico  Gibbons y el director George Cukor.

El director George Cukor. Biografías y vidas.com

Cedric Gibbons disfrutó de lo lindo, de seguro. Toda la película se filmó en los estudios de la Metro Goldwyn Mayer. Supo darle ese aire inglés victoriano de forma magistral. Los universos en los que se mueve la trama no son meramente decorativos. Aportan a la visión de Cukor. Los terribles momentos vividos por la protagonista, infundados por su cruel marido, convierten la mansión en estancias claustrofóbica de recuerdos, pudiéndose apreciar en la recargada decoración. La fotografía de Joseph Ruttemberg da ese aire expresionista en sus claros oscuros, muy en especial en momentos de enorme tensión entre el matrimonio, teniendo su cenit en la buhardilla.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Fotograma de la película

La pareja protagonista está interpretada por Charles Boyer e Ingrid Bergman. Está última, ganadora de un Óscar por su intervención en esta película. Desde un principio, dudamos claramente de las intenciones de Gregory (Boyer) frente a la inocente Paula (Bergman). Quedamos aterrorizados con la malvada interpretación de Boyer y Bergman obtiene el papel que la posicionaría aún más en el estatus de las grandes intérpretes. Ingrid no estaba en la mente de los creadores. Tuvo que luchar e insistir, convenciendo a los de la Metro. Su interés por desarrollar esta interpretación le hizo ir a psiquiátricos para adoptar en su interpretación, determinadas poses, gestos, miradas,… Desde luego, el resultado final es… de Óscar, y con razón.

Fotograma de la película. Bergman y Boyer.

Y volviendo a una de nuestras entradas anteriores, recordando “Cuando el destino nos alcance” (Richard Fleischer, 1973), tenemos de nuevo a Joseph Cheshire Cotten. Esta vez, interpretando al detective Brian, oyendo nuestras súplicas por ayudar a la desvalida y atormentada Paula. El reparto sirve de padrino para un gran bautizo de fuego. El bautizo interpretativo de Angela Lansbury. Con diecisiete años, aborda el papel de Nancy. Una sirvienta sin modales que se suma inconscientemente a la tortura mental de Gregory sobre Paula.

Fotograma de la película. Bergman y Cotten.

Fotograma de la película. Bergman y Lansbury.

George Cukor consigue un tira y afloja entre interpretaciones maravilloso, teniéndote sentado en la butaca hasta el mismísimo final. Es un maestro, sobre todo manejando las interpretaciones, los tiempos. Denotando una enorme sensibilidad al visualizar ciertos momentos, manteniendo el pulso de sus intérpretes y el valor plástico de lo representado en secuencias memorables. Por ejemplo, como la mantenida por Nancy, Gregory y Paula  frente a la chimenea, la asistencia del matrimonio al concierto, o la impresionante secuencia entre Gregory y Paula en la buhardilla de la mansión, casi al final de la película. Secuencias con una gran carga psicológica, movidas con gran fuerza interpretativa.

Fotograma de la película.

“Luz que agoniza" es un clásico eterno, que de nuevo nos vuelve a poner en el tapete el terror y la desgracia que puede infligir una personalidad o mente enferma. Paula se despertaba en la noche, temiendo por los extraños sonidos de su buhardilla. ¿Un fantasma? ¿Un ladrón? ¿Una alimaña?... Ninguna de estos son tan perturbadores como la mirada de una obsesión, una mirada fría, patológicamente calculadora y sin ausencia de humanidad, la mirada de Gregory, su marido.

Cartel de la película.

Tráiler de la película: https://youtu.be/r7FBSFRUj6s

Ambigú Cinema - "Luz que agoniza" de George Cukor, 1944.




sábado, 20 de marzo de 2021

"Arma Letal" de Richard Donner, 1987.

En algunas de las entradas anteriores he comentado mis experiencias de la infancia en los cines de verano. Más de una vez tendré que recurrir a esos recuerdos, pues aquellos veranos ochenteros en la Costa  Blanca fueron prolíferos cinematográficamente hablando. Todas las noches había un estreno, toda una programación semanal. Hoy, impensable. El caso es que una de aquellas noches, tras cenar, acudimos a nuestra sesión habitual de las once de la noche, para ver una peli de acción. De ella, sabíamos poco. Solo días antes, vimos un tráiler y nos “flipó". Un policía detenía a un malhechor en una cornisa de un alto edificio, y tras hablar intensamente los dos, era el policía quien terminaba tirándose al vacío con el sorprendido malhechor esposado al alocado agente. Sin saberlo, se había quedado en nuestras mentes una de las secuencias de películas de acción más míticas de los años 80. Nos dispusimos a disfrutar de “Arma Letal" de Richard Donner, 1987.


El cine de acción ha sabido evolucionar desde aquellas películas de Douglas Fairbank, como “El ladrón de Bagdad" (Raoul Walsh, 1924), hasta las últimas de Jason Statham. En el género de acción pasa como en los demás, hay que cribar si uno quiere encontrar algo innovador y entretenido. Suele ocurrir que en cada década aproximadamente, surge un par de obras merecedoras de nuestra atención y una veintena imitando a estas. Los años 80 fue una década muy innovadora dentro del cine de entretenimiento. De este tipo de género, destacaría solamente tres películas que influyeron en el resto: “Depredador" de Mc Tiernan (1987), “La jungla de cristal" de Mc Tiernan (1988), y la que nos ocupa, “Arma Letal". Tres películas que destacan por encima de todas, a parte del éxito comercial, por el éxito de decenas de imitaciones, continuando incluso en la actualidad.

Dos grandes películas de acción

“Arma Letal" es una película de acción que a su vez se encuentra clasificada en la clase denominada “buddy cop", derivada de las “buddy film” (protagonizada por dos actores). Este tipo de películas nos han descubierto grandes complicidades o química entre actores, como por ejemplo entre Paul Newman y Robert Redford (repitiendo varias veces). La “buddy cop" es lo mismo pero siendo sus protagonistas agentes de la ley. Gran parte del éxito de “Arma Letal" se debe a ese “compadreo" artístico entre sus dos protagonistas, Mel Gibson y Danny Glover. Martin Riggs (Gibson) con una personalidad alocada siempre llega al límite, sin importarle en apariencia las consecuencias, mientras que Roger Murtaugh (Glover) es de la vieja escuela y está a punto de jubilarse. Así que fíjense el panorama del dúo policial, frente a una trama de drogas en la ciudad de los Ángeles.

Fotograma de la película 

Fotograma de la película 

La película se encuentra dirigida magistralmente por uno de los grandes maestros, Richard Donner. Para mí Donner, ha sido siempre un misterio el de como ha cambiado de género en su carrera: “La profecía", “Superman", “Los Goonies",… y manteniendo un estilo de filmación. Eso es muy difícil. “Arma Letal" se hubiese perdido entre tiros, explosiones, chistes fáciles,… pero no fue así. Donner supo dar a todo ello una conexión, y esa conexión era las historias particulares de sus protagonistas. Unos protagonistas que son las dos caras de una moneda, pero cuyas vidas se empiezan a retro alimentar de experiencias conjuntas, forjadas en las peligrosas calles de los Ángeles. La película tiene interpretaciones, ritmo, y un desarrollo de secuencias muy elegante, consiguiendo espectaculares momentos de acción y desarrollo. Todas ellas escritas por el guionista debutante Shane Black. A partir de “Arma Letal" nos acostumbraríamos a verlo en películas reseñables de los 80. Más tarde se atrevería con la dirección. Hay que mencionar a un hombre más, Joel Silver (productor). El hombre de acción de los 80. Nombre una película de acción de gran éxito en aquellos tiempos, y de seguro tendrá como productor a Silver. Hizo historia, aportó grandes títulos, hoy clásicos. Y sigue en la brecha. Poco se ha hablado de este hombre “en la sombra", y de seguro dedicaremos más de una entrada a su figura.

El director Richard Donner. Cine para compartir.

El guionista Shane Black. Hollywood Reporter.

El productor Joel Silver. Variety.


Otro punto a destacar es su banda sonora. Michael Kamen y Eric Clapton colaboran conjuntamente en el desarrollo de la música de la película. Una música muy personal, huyendo de estereotipos. Destacando el saxo de David Sanborn, dando ese toque especial, intimista, a modo de leiv motiv en sus intervenciones.

Álbum de la banda sonora de la película 

Donner de nuevo subió el listón con “Arma Letal". Dio una visión  diferente de una “buddy cop", haciéndola a la vez que entretenida, con cierta profundidad en el desarrollo de sus personajes. Todo ello con un ritmo muy bueno, donde la acción, la intriga, el desarrollo de roles, están perfectamente balanceados en el total de la obra.

Fotograma de la película 

Fotograma de la película 

“Arma Letal" fue un gran éxito de los 80, convirtiéndose en franquicia. Lo conforman cuatro películas. Repetirían sus protagonistas, desarrollando sus vidas, a la vez que se enfrentaban con traficantes, policías corruptos y a la mafia. Toda una epopeya policial, dirigida las cuatro entregas por el mismo director, el maestro Richard Donner. “Arma Letal" nos trae recuerdos de un cine desenfadado que dependiendo de la edad y el tiempo descubrías capas argumentales. Un cine irrepetible, que con la ayuda del cine en casa y el recuerdo de la infancia, vuelvo a disfrutarlo y compartirlo en la distancia del tiempo, evocando la inocencia de aquellos años y sus noches mágicas de verano.






Tráiler de la película: https://youtu.be/0NCl9eue_jo


Ambigú Cinema - "Arma Letal" de Richard Donner, 1987.












viernes, 12 de marzo de 2021

"La soga" de Alfred Hitchcock, 1948.

Podrán ustedes hablar o escribir sobre directores cinematográficos que hayan influido o hayan aportado al lenguaje cinematográfico, pero sin duda, a mi parecer, Alfred Hitchcock es el director que supo hacer evolucionar la cinematografía a la visión que hoy en día tenemos de este arte. De Palma, Scorsese, Spielberg, Coppola, Kubrick,... todos ellos constructores de lo que entendemos hoy por cine, han heredado el lenguaje cinematográfico evolucionado de los grandes como Murnau, John Ford, Wilder, Cukor, ... pero fue Hitchcock quien llevó el lenguaje de la cámara y cómo articularlo a extremos maravillosos. No existe en la historia del cine alguien igual. Conocía perfectamente la técnica. Sus años de trabajo en Inglaterra y en Alemania, le hicieron crecer técnicamente, y su genio concibió el poder contar historias de forma plástica, jugando con la lente de su cámara. Uno de sus trabajos más arduos al respecto, una obra llevada al límite, es una película que el tiempo la ha situado como un prodigio de ejercicio técnico cinematográfico. Contar una historia como si fuese el espectador a ver una obra de teatro, pero bajo la visión mágica de la lente de Hitchcock. Un piso, un arcón, dos estudiantes, un asesinato, unos invitados,... Preparan una fiesta, estamos invitados por uno de los directores más grande de la historia de la cinematografía. Bienvenidos a "La soga" de Alfred Hitchcock, 1948.


Alfred Hitchcock se encaprichó de la novela “Rope" de Patrick Hamilton, 1929. La novela está basada en unos hechos reales acaecidos en Chicago (1924), por dos estudiantes, Leopold y Loeb. De aquel espeluznante asesinato, dio como resultado que el abogado defensor, Darrow, consiguiese realizar un famoso alegato frente a la pena de muerte (a modo de curiosidad este abogado ha sido llevado varias veces a las pantalla, por sus históricos casos, siendo encarnado por actores como Henry Fonda); una novela, y la realización de una película, "La soga".

Los estudiantes Leopold y Loeb. Criminalia.es


Portada de una edición de la novela de Hamilton

Publicidad de la película

Para desarrollar la historia que se contaba en el libro, Alfred siguió el "modus operandi" que seguía habitualmente. Consistía en señalar aquellas partes que le interesaba llevar a la pantalla, y después de organizarlas, pedía a un guionista que fuese articulando los diálogos. Adaptándolos o incluyéndolos. A la vez que esto se llevaba a cabo, en la mente del director iba brotando la forma de dar imagen a lo escrito. Sin duda, y relatado por él mismo, este era el momento que más disfrutaba, la creación de la obra visual.

Hitchcock quiso añadir una gran proeza artística, grabarla en plano secuencia (consistente en una toma, sin corte alguno). Hoy en día, podría haber sido posible, pero en aquellos tiempos, la grabación se realizaba en rollos de celuloide de diez minutos. Por lo tanto, se planificó la película sobre nueve rollos e intentar a la hora de cambiar el rollo, realizar un movimiento con la cámara que ayudase a camuflar ese corte obligado. Quedando en el resultado final, como si se hubiese filmado en plano secuencia. Los cortes (para cambiar los rollos) es uno de los curiosos atractivos técnicos de la película, donde uno puede descubrir cuando tiene lugar. La trama te sumerge tanto, que a veces puedes pasar de desapercibidos algunos de esos cortes. Existen planos secuencias a tener en cuenta en la historia del cine, incluso intentos de hacer lo mismo (filmar en plano secuencia toda una película), como Brian de Palma en “Ojos de serpiente (“Snake eyes")" de 1998. Pero no es lo mismo. Perdón, no son Alfred Hitchcock.

El director ensayando con los intérpretes. I Photo Central.

Para realizar la grabación, el decorado era totalmente movible. Las paredes tenían ruedas, los ayudantes de escena entraban y salían, sin ser vistos por la cámara, para disponer el mobiliario (mover, quitar o poner elementos). Añadiendo, el cambio de iluminación en el exterior que se ve a través del gran ventanal del fondo del escenario. Recordar que la acción transcurre de una vez, por lo tanto durante la acción de la película veremos el atardecer, la formación de nubes, el humo de las chimeneas,… y algún detalle que delata el cameo habitual de nuestro famoso director (se lo dejo para que lo descubran, aunque en esta película hay dos apariciones de Alfred). A todo ello añadir, el tamaño considerado de aquellas cámaras, cámaras para filmar en color. Era la primera película en color de Hitchcock (Tecnicolor), y de su productora “Transatlantic Pictures".

Productora de Hitchcock 

Otro de los factores Hitchcock, era contar con un buen reparto. Sus intérpretes, tanto femeninos como masculinos, eran excepcionales. Tenemos a la pareja de actores, Farley Granger (Phillip) y John Dall (Brandom), conduciendo toda la trama. Uno reflejando ansiedad y remordimiento (Phillip) y el otro, la frialdad calculadora de un psicópata (Brandom). La estrella es James Stewart (Rupert), desde que entra en escena. Un actor todo terreno. Sabía desenvolverse en cualquier género. Su “tempo" interpretativo, sus miradas, gestos,… él, dan a la soga lo que un enorme lazo y papel llamativo, a un regalo perfecto. Las demás interpretaciones de secundarios que van apareciendo en el piso, no tienen desperdicio. Todos a una altura magnífica. Pero he de destacar a la señora Wilson. Edith Evanson, interpreta a la señora Wilson, la asistenta de los dos jóvenes. Tiene momentos gloriosos. Y nos pone los nervios de punta, cuando está apunto de abrirnos el arcón con el cadáver dentro. Un ejemplo de tablas por su parte y de ritmo cinematográfico por parte de Hitchcock.

Granger, Stewart y Dall. Fotograma de la película.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Evanson y Stewart. Fotograma de la película.

“La soga" hace las delicias del amante del cine. Una filmación impecable, con una proeza técnica solventada con matrícula. Unas actuaciones de las que disfrutas en cada instante de la proyección. Un juego fílmico “Hitchcokniano" que hace olvidar trasfondos de la historia que por aquellos tiempos les eran escandalosos y que tan solo un maestro como Hitchcock, nos lo supo servir como un gran chef. Dependiendo del paladar de cada cual, sabrá destacar los condimentos utilizados. Una obra maestra de planificación, de como mover la cámara, de como hacer lo que el sabía hacer a la perfección, Cine.

Cartel de la película


Tráiler de la película:

Ambigú Cinema - "La soga" de Alfred Hitchcock, 1949.









viernes, 5 de marzo de 2021

"Cuando el destino nos alcance ( Soylent Green)" de Richard Fleischer, 1973.

Los años 70 fueron años deprimentes en cuanto a la cinematografía. No me refiero a los productos como resultado, sino a los contenidos y temas que trataban. Si se trataba de películas basadas de algún otro modo en la realidad: “Taxi Driver" (Scorsese,  1977), “Serpico" (Sidney Lumet, 1973), “Fiebre del Sábado Noche" (John Badham, 1977), …; y en cuanto a ciencia ficción, por ejemplo: “El planeta de los simios" (Franklin Schaffner, 1968), “La fuga de Logan" (Michael Anderson, 1976), … Vamos que el presente y el futuro no pintaban muy bien. Claro está que escribo generalizando. La cosa no cambiaría hasta la llegada de una opereta espacial entorno a un joven apellidado Skywalker. Cuyo éxito en parte se debió a las ganas de los espectadores por un poquito de alegría y esparcimiento. Dentro de las películas citadas anteriormente, se encuentran películas de culto. Casi todas ellas. Estas películas iban siendo descubiertas poco a poco por mí, en cines de verano, videoclubs, televisión y por alguna que otra reposición en salas de cine. Una de esas películas, contaba con un actor que parece que nació para estar solo en grandes títulos cinematográficos. No hay persona que no haya visto alguna película donde estuviese presente. De cualquier género. Me refiero a Charlton Heston. Y la película que me apetecía compartir con ustedes de la cual es protagonista es “Cuando el destino nos alcance (Soylent Green)" de Richard Fleischer, 1973.


Es de serles sincero en cuanto a mi gusto por esta especie de futuros distópicos. Creo que todo empezó con la visualización de “Mad Max" (Miller, 1979). La verdad que empezar de pequeño con este propósito de George Miller, te dejaba un poquito tocado. Tras ese bautizo de fuego, parece que el destino me fue tratando menos cruelmente en imágenes explícitas y descubrí obras, de entre las cuales, esta de Richard Fleischer es mi preferida. Basada en la novela “¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!” de Harry Harrison (1966), la película te introduce en un futuro totalmente deshumanizado, súper poblado y con sobrevivientes sin brújula, ni raíces. La obra es reflexión aterradora. De nuevo nos encontramos ante no el horror o terror de un ente imaginario, sino al posible reflejo de la humanidad ante el espejo de las crueles pesadillas del alma humana.

Portada de una de las ediciones
del libro de Harryson

Richard Fleischer es una elección muy acertada para la dirección de esta película. Han existido y existen pocos directores todo terreno en géneros cinematográficos como él. Igual te filmaba una película Disney como “20.000 leguas de viaje submarino", de la Segunda Guerra Mundial, “¡Tora! ¡Tora! ¡Tora!”, como de terror, “Amityville 3D: el pozo del infierno". A la crueldad de la trama de “Cuando la humanidad nos alcance”, sabe adicionarle momentos de humor, ternura, compasión y de thriller. Es una historia muy difícil de dirigir sin caer en lo simplemente artificioso del entretenimiento cinematográfico. Existen secuencias memorables. Cuando Solomon (Edward G. Robinson) le hace descubrir al detective Thorn (Charlton Heston) el sabor de una lechuga, de un guiso y una manzana; la secuencia de Solomon obteniendo información en la biblioteca, donde solo entre los libros se encuentra y dialoga con gente de su misma edad avanzada (únicos merodeadores del lugar); y para mí, la más demoledora, el “adiós " de Solomon. La he podido ver decenas de veces y me sigo emocionando de igual forma.

Richard Fleischer (Spinof)

El tratamiento visual es de lo más correcto e incluso me recuerda un poco, salvando las distancias, al estilo futurista de alguna película de John Carpenter (“1997: rescate en New York" de 1981; “El príncipe de las tinieblas” de 1987). Destacaría la dirección artística de Edward C. Carfagno. Para retratarnos el futuro no hace alarde de excentricidades decorativas, tan solo en interiores marca unas variaciones basadas en los estilismos de la época de la filmación, y empobrece en luz y utilería, afectando en suciedad, aquellos lugares que son frecuentados por los más humildes. Esto y elementos determinados de la historia, como parte de la población durmiendo en las escaleras, pedalear en una bicicleta para obtener electricidad en el piso, existir compañía femenina como mobiliario, apartar a la población de las manifestaciones con excavadoras, producen esos fuertes contrastes que trascienden en nuestro entendimiento de la sociedad que se nos refleja.

Edward C. Carfagno (IMDb)

Varios momentos de la película 

El reparto protagonista mantiene de forma brillante el peso de la trama. Estamos hablando de Heston y de Robinson. Por cierto, este último fallecería a los pocos días de concluir el rodaje. Hablarles de Heston es hablar de parte de la historia visual del gran cine a partir de los 50, y de Robinson, decir que siempre que lo recuerdo me vienen tres imágenes del actor. La primera caracterizado de gánster (sus comienzos en este tipo de papel, marcaron sus grandes inicios – “Hampa dorada" de Mervyn LeRoi, 1930), la segunda como doctor secuestrado en la magnífica “El premio" (Mark Robxon, 1963) y la tercera como Salomon, en la película que nos ocupa. A modo de anécdota, Robinson y Heston coincidieron en la gran puesta en escena de “Los diez mandamientos" de Cecil B. De Mille, 1955. Heston enfureció bastante cuando bajó de la cumbre del Sinaí con las tablas de la ley, al ver al pueblo adorar a un becerro de oro, alentado por el rebelde Datán, interpretado por Edward G. Robinson.

Fotograma de la película

Fotograma de la película 

Fotograma de la película 

Fotograma de la película 

Añadir que en esta película tenemos uno de los primeros trabajos de composición musical para cine de Fred Myrow, el célebre compositor de la banda sonora de “Phantasm" de Don Coscarelli, 1979. Su música me hace recordar los seriales de los años 70. Me encanta la melodía de los créditos de presentación de la película, cuando cambia el “tempo" y el “carácter” musical con elementos de percusión y electrófonos. Pero con sutileza, sin alardes sonoros “raritos". Innovador, pero con buenas raíces en el concepto sonoro cinematográfico.

Fred Myrow (Medium)

Una de las ediciones de la banda sonora 

“Cuando el destino nos alcance" es una obra cinematográfica atemporal. Nos hace reflexionar y apreciar lujos que hoy en día son tan superfluos como el apretar un interruptor y ser alumbrados. Magnífica la secuencia del detective cuando es invitado a disfrutar de un baño,  o cuando frente al espejo de un lavabo contempla el caer del agua del grifo entre sus manos, admirando una pastilla de jabón. Una película con muchísimas lecturas y de obligado visionado, por cultura cinéfila y conciencia social.

Cartel de la película


Tráiler de la película: https://youtu.be/N_jGOKYHxaQ


Ambigú Cinema - "Cuando el destino nos alcance (Soylent Green)" de Richard Fleischer, 1973.






"Indiana Jones, en busca del arca perdida" de Steven Spielberg, 1981.

  Pasadas las celebraciones sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesús, la mayoría de los españoles hemos podido ver o casi ver, debid...