sábado, 13 de abril de 2024

"Indiana Jones, en busca del arca perdida" de Steven Spielberg, 1981.

 

Pasadas las celebraciones sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesús, la mayoría de los españoles hemos podido ver o casi ver, debido a las inclemencias climatológicas, una enorme catequesis en las calles de ciudades y pueblos españoles. A parte de la devoción religiosa hacia los distintos titulares religiosos que salen a las calles, a la mayoría de los ciudadanos de a pie se les escapa los mensajes encriptados en cada exorno tallado en madera o metal que sirve de vía para transportar los grupos escultóricos (tronos, pasos… según el lugar geográfico en el que nos encontremos). La noche de los tiempos y la apatía en parte (sin razón) hacia el arte sacro nos hace ser ciegos ante una cantidad de mensajes que procesionan ante nuestros ojos, perdidos en superficialidades como de qué color van los adornos florales, que si mira quién va debajo de la Virgen, de dónde es la banda de música tal… o la cúspide de la superficialidad, perder ese preciado momento en enfocar con la cámara del teléfono para subirlo a alguna red con el simple propósito de buscar un “me gusta" o hacer saber lo maravillosamente bien que me lo paso. Pero esa es, en gran medida, la actitud de la sociedad actual. Desconectada del análisis y de la verdadera reflexión. Quizás sea eventos como la Semana Santa, los que puedan salvar en algún momento de esa caída hacia la inconsciencia. Quizás sirva para activar por alguna razón la mente de algún observador al descubrir un símbolo, un gesto, una posición… en algún elemento del cortejo procesional, cayendo en la profundidad del ser, abandonando por momentos esa corteza banal. Ese es el principal objetivo de una tradición de siglos. Quien iba a decir que en la evolución humana, sería ahora el momento de rescatar esas sensaciones y enseñanzas que no solamente son religiosas, sino de vida. Pues basándose en ello, otras artes actuales se han servido de esos elementos religiosos para contar historias, levantando en medida la curiosidad ante ciertos elementos o situaciones históricas. Un ejemplo, puede ser el mismísimo personaje de Indiana Jones. Lucas y Spielberg crearon el gancho ideal para que diversas generaciones se interesasen por la historia, la arqueología, las culturas… A través de sus cuentos, aunque haya que pulir ciertas connotaciones históricas, nos regalan la oportunidad de abrir esa puerta de conocimiento y reflexión, con la llave de la curiosidad y el entretenimiento. Tras el estallido cinematográfico que produjo “Star Wars” de George Lucas, volviendo a esa atmósfera de los seriales de Flash Gordon de los años 30 del siglo pasado, Lucas quiso ahora revitalizar el género de aventuras al estilo de los seriales cinematográficos de la productora “Republic Pictures”. Las salas cinematográficas estaban preparadas para recibir la primera gran aventura de un icono cinematográfico, el comienzo de un viaje junto a un público entregado en cada una de sus aventuras: “Indiana Jones, en busca del arca perdida" de Steven Spielberg, 1981.

Fotograma de la película

La primera imagen que recuerdo del aventurero es su carrera delante de una gran bola de piedra en un templo sudamericano o el juego de luces y destellos fantasmales ante la apertura del Arca de la Alianza. Aquel comienzo de la gloriosa década de los ochenta, no tuvo mejor bautizo. El público ya estaba comenzándose a acostumbrar a las genialidades de Spielberg, Lucas y la panda de amiguetes estudiantes de la UCLA, dispuestos a revolucionar la cinematografía estadounidense tras una década de poca ilusión en sus historias, salvo el tramo final de los 70 con “Tiburón”, “Star Wars", “Superman"… la antesala de esta revolución artística,


Fotograma de la película

Cartel de la película "Tiburón"

Cartel de la película "Star Wars"

Cartel de la película "Superman"

Hace poco he terminado de leer el libro de Francisco Millán, “Indiana Jones – La aventura tiene un nombre” (Ediciones Diábolo), una obra necesaria para entender el recorrido cinematográfico del personaje y su aporte a la cinematografía. De primera, transmite esa magia que creo carece hoy en día la industria. Una magia de artesanalidad e ingenio, que levantaba obras como esta. Pocos directores hoy en día intentan no sucumbir a la facilidades de la generación de situaciones o efectos realizados por ordenador. Existen algunos como Christopher Nolan que a pesar de recurrir en ocasiones a la ayuda infográfica, intenta ser lo más físico posible en sus filmaciones, un ejemplo es su trilogía de “Batman", una obra de arte visual. Recomendable el libro “Como se hizo la trilogía de El Caballero Oscuro” (Ediciones del Laberinto S.L.) para percatarse del inmenso trabajo de Nolan.


Portada del libro “Indiana Jones – La aventura tiene un nombre”

Portada del libro  “Como se hizo la trilogía de El Caballero Oscuro”

Indiana Jones se nos presenta en esta primera aventura de muy diversos matices. Duro, idealista, aventurero, encantador… a veces con un halo de cierta inocencia, diría yo, ante la maldad humana y las pretensiones preservadoras del protagonista, ante los objetos arqueológicos. Nos vamos a sentir identificados con él, en distintas ocasiones, desprendiendo una gran empatía y universalidad.


Fotograma de la película

De la serie de personajes que aparecen a su alrededor, existen tres que lo aferran a sus diferentes mundos o vidas. A su vida académica, Marcus Brody (Denholm Elliot); a su vida aventurera, Sallah (John Rhyss-Davies); y a su vida personal, Marion Ravenwood (Karen Allen). Vamos saltando de una a otra, como si nos encontrásemos en un parque de atracciones, disfrutando de cada una de ellas, complementándose la una a la otra. Uno de los guiones más divertidos y trepidantes de la historia de la cinematografía. Todo ello, a partir de una batería de ideas, dictadas por sus creadores y recogidas y acopladas como un perfecto engranaje, por Lawrence Kasdan.


Fotograma de la película

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Los efectos visuales, los efectos sonoros, la producción… estuvieron llevados de la mano de los creadores de “Star Wars", bajo la batuta de Spielberg. Nada podía salir mal, aunque el mundo del cine sea imprevisible por muchas campañas publicitarias que se hagan. Por alguna razón, existe un beneplácito del momento, del público… de ciertas circunstancias que escapan a cualquier estudio de mercado, y se puede triunfar o perder de igual forma. De ello, eran muy conscientes Spielberg y Lucas, que ya habían sufrido esos altibajos en sus carreras. Y de eso, también se nutrió Indiana Jones.


Fotograma de la película

Fotograma de la película

Este tipo de películas o más bien sus documentales y libros, deberían ser los verdaderos libros de estudio en las universidades que aborden el mundo audiovisual. Enseñándonos ya no solo los cuidados en la producción, sino el manejo del lenguaje visual, el aprovechamiento del talento interpretativo. Hay que fijarse en secuencias, casi planos secuencias con ritmo envidiable, como por ejemplo cuando Marcus llega a casa de Indy para comunicarle que se va a encargar de buscar el Arca de la Alianza, apoyado por el bando de los aliados. Y otro tipo de secuencias, con un alto grado de emoción cinematográfica, como por ejemplo, cuando Indiana Jones se encuentra en la cámara de los mapas, y los rayos del Sol a través del medallón del “Bastón de Ra” comienzan a señalar el lugar de ubicación del Arca de la Alianza sobre una maqueta a escala de ciudad de Tanis. Una secuencia que bebe del buen planteamiento desarrollado en secuencias posteriores y que alimenta la imaginación de un espectador totalmente atrapado en la historia. Sin olvidarnos del aporte de John Williams a ese momento con la magistral composición de “The Map Room: Dawn” en la banda sonora de la película.


Fotograma de la película

Fotograma de la película

Y punto a parte, el saber pasar y dar con los tonos adecuados de drama, comedia, misterio y romance. Saber encajarlos y aportar a la historia, como por ejemplo esa vuelta de espejo en el camarote, seguido del grito dolorido de Indy ante Marion, para pasar a unos de los momentos románticos más recordados con un final que rompe los esquemas esperados del héroe ante una situación así. Dibujándonos al protagonista con una ternura inusual, sin abandonar la línea marcada desde el comienzo. Una gran película, bendecida por el estado de gracia de todos y cada uno de los involucrados.


Fotograma de la película

“Indiana Jones, en busca del arca perdida" supone la vuelta a un género abandonado en las primeras décadas del pasado siglo. En Indiana Jones vemos reencarnado a personajes míticos de aventuras cinematográficas y literarias. Esta primera entrega supuso el inicio de una franquicia que podemos dividir en dos momentos. Las tres primeras entregas y, por ahora, las dos continuaciones producidas en estos últimos años.


Fotograma de la película

Fotograma de la película

Las tres primeras entregas siguen un mismo estilo, aunque la segunda parte se sale del tono establecido en la primera, siendo la más oscura de las tres primeras historias. Las tres girarán entorno a objetos relacionados con la religión y sus posibles poderes sacros. Pero sin duda, es el Arca de la Alianza, la que responde con más fidelidad a ese espíritu pretendido por sus creadores. Existiendo un gran equilibrio en las diferentes secciones del film.

Fotograma de "Indiana Jones y el templo maldito"

Fotograma de "Indiana Jones y la última cruzada"

Fotograma de "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal"

Fotograma de "Indiana Jones y el dial del destino"

“Indiana Jones, en busca del arca perdida”, supuso otra revolución en un género denostado en aquella actualidad. Resucitado por el amor y la admiración de sus creadores al cine que vivieron en su infancia. En aquel tiempo, jóvenes visionarios que nos hicieron soñar y descubrir maravillosas aventuras, haciendo de nuestra infancia bonitos recuerdos ante aquellas grandes pantallas, donde el silencio por la admiración, era roto a veces por el estruendo de aplausos ante la fascinación de un público entregado a la más grande de las aventuras vividas.

Cartel de la película


Ambigú Cinema - "Indiana Jones, en busca del arca perdida" de Steven Spielberg, 1981.




sábado, 2 de marzo de 2024

“El príncipe de Egipto” de Brenda Chapman, Steve Hickner y Simon Wells, 1998.

 

Recuerdo mi época de guionista. Si es que uno tiene época para ello. La verdad es que la mente de uno no para de imaginar o describir en forma cinematográfica, aunque a veces no sea llevada a papel. El caso es que recordando aquellos momentos en los que trabajaba en televisión, tras volver a casa y ducharme, me retiraba al salón en silencio. Aquel silencio era suavizado por mi cadena de música. Solía poner alguna banda sonora donde acomodar mis pensamientos y dejarme llevar durante una hora y pico, bocetando mis ideas. De entre mis bandas sonoras, una de mis preferidas durante bastante tiempo, fue la compuesta por Hans Zimmer para una de las producciones más ambiciosas de una reciente productora, allá por el año 1998. DreamWorks Pictures nos deleitó con su visión animada del libro del Éxodo: “El príncipe de Egipto” de Brenda Chapman, Steve Hickner y Simon Wells, 1998.


Fotograma de la película - concepto artístico

Gracias a Disney, tuvimos la suerte de que en los años 90 del siglo pasado, se fundase una productora con tres pesos pesados de la industria cinematográfica estado unidense. Me refiero a Steven Spielberg, Jeffrey Katzemberg y David Geffen. Disney despidió a Katzemberg y este tras hablar con Spielberg y Keffen, fundaron el estudio.


Logotipo de la productora

Steven Spielberg, Jeffrey Katzemberg y David Geffen. Los Ángeles Time.

“El príncipe de Egipto” fue el gran éxito de una película de animación en las salas cinematográficas no auspiciada por Disney, al igual que “Antz”, primera película de animación de DreamWorks Pictures.


Fotograma de la película

Fotograma de la película

La película se ambiente en las andanzas que se narran en el libro del Éxodo, respecto a la huida de Egipto, liderada por Moisés, de las diferentes tribus que trabajaban para el faraón Ramsés II. Para que los sucesos tuviesen la veracidad necesaria, para tomar en serio la trama de la película, la productora estuvo consultando a diferentes personalidades del ámbito judío, musulmán y cristiano, así como a estudiosos de la Biblia.


Fotograma de la película

Fotograma de la película

Desde la producción histórica de Cecil B. DeMille de 1956, “El príncipe de Egipto” coge de manera digna el relevo en la adaptación de esta épica huida de Egipto. Si “Los diez mandamientos” de 1956 dejaron imágenes en la retina de la historia cinematográfica, “El príncipe de Egipto” no lo fue menos.


Fotograma de la película


Fotograma de la película

La película es una película de animación tradicional, aunque incluye adelantos de retoque, coloreo y composición digital, sin recaer en el exceso. Cabe destacar la paleta de los coloristas, el juego de iluminaciones y sombras. Espectacular los momentos de intervención de Moisés frente a Ramsés II, como por ejemplo el enfrentamiento con los sacerdotes de este.


Fotograma de la película

Fotograma de la película

Fotograma de la película

“El príncipe de Egipto” no solamente tuvo una puesta elegante de escena, sino que contó con un reparto de voces de primer orden: Val Kilmer, Ralph Fiennes, Michelle Pfeiffer, Sandra Bullock… Voces, cuya interpretación sirvió a los animadores para dar vida a los diferentes personajes. Y es que la película, se iba construyendo, partiendo de las viñetas del storyboards. Las viñetas eran introducidas en un programa de animación, siendo proyectadas para que los animadores fuesen haciéndose una idea de las diferentes escenas y su tiempo fílmico. Sobre este se iba introduciendo las voces de los intérpretes, siendo los animadores los que iban encajando sus diseños sobre ese armazón de voz y boceto. Un trabajo brutal que obtuvo la recompensa de la aceptación en taquilla y el reconocimiento de la crítica.


Fotograma de la película

Fotograma de la película

La nueva película de animación de DreamWorks ganó diferente galardones importantes, siendo una de sus melodías “When You Believe?”, interpretada por Mariah Carey y Whitney Houston, uno de los “hit” del momento. Ganó el Óscar a la mejor canción en 1998. Sus padres fueron el compositor Hans Zimmer y Stephen Schwartz.


Fotografía video oficial

Es una de mis películas favoritas de animación. Ya no solamente por la épica de los acontecimientos descritos, sino por la forma en que fueron expresados visualmente. “El príncipe de Egipto” es hoy en día casi un clásico moderno. Cuando llega la celebración de la Semana Santa en nuestro país, las cadenas de televisión suelen programar desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, alguna de las películas clásicas que nos hablan de la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Es hoy en día, “El príncipe de Egipto”, aunque no trate directamente de la vida de Jesús, una de la películas programadas en los últimos años, junto a grandes producciones como “La historia más grande jamás contada”, “Rey de reyes”, “Ben-Hur”, “La túnica sagrada”...


Cartel de la película


Ambigú Cinema“El príncipe de Egipto” de Brenda Chapman, Steve Hickner y Simon Wells, 1998.




sábado, 3 de febrero de 2024

“Taron y el caldero mágico” de Ted Berman y Richard Rich (1985)

 Poco a poco nos vamos alejando de mis fechas preferidas del año, las fiestas navideñas. Incluso en esta semana el Sol se oculta más tarde. Un fastidio para alguien como yo, que prefiere las tempranas y largas sombras del ocaso. Debo ser optimista, sabiendo que más cerca está ese otoño ocre, húmedo, con mirada de calabaza misteriosa que por arte de magia se transforma en estrella de nuestras ilusiones con sabor a chocolate caliente y Roscón de Reyes. Quizás ese ambiente propicie mi alma de Peter Pan eterno. De ahí mi añoranza. Hace poco, volví a revisar un clásico que despierta este espíritu. Un clásico que en su año de estreno no tuvo el resultado esperado en taquilla. Hoy en día es considerada una joya del cine de animación por diversas razones. Volvamos a vivir la magia de “Taron y el caldero mágico” de Ted Berman y Richard Rich (1985).

 

 
Publicidad de la película

A los jóvenes de hoy en día habría que ilusionarles y animarles a cierto tipo de lectura. Lecturas que están inspiradas en clásicos griegos, en clásicos de otras culturas más ancestrales, en leyendas o incluso verdaderas historias de tradición oral, que recogen ese “viaje del héroe”, cuyos patrones son recogidos en la obra del mitólogo Joseph John Campbell. La lectura de estos clásicos te pueden abrir las puertas de mundos maravillosos, temerosos y fantásticos más allá de Netflix, HBO, Disney... 

 

Esquema del viaje del héroe. Puertafalsa.com

 “Taron y el caldero mágico” es una película basada en la saga “Las crónicas de Prydain” (1964 – 1968) de Lloyd Alexander. Son cinco volúmenes, siendo los dos primeros la inspiración para el largometraje.

 

Una edición de la obra de Lloyd Alexander

Desde el punto de vista estilístico, la apariencia del dibujo animado es el clásico de la factoría Disney de aquella época. Su coloración es más oscura, trasmitiendo esa atmósfera de misterio y miedo tan bien conseguida. Prolifera a modo general los tonos verdes y morado. El verde es el color de la esperanza, la estabilidad, la armonía, viéndose amenazado por el morado, que atendiendo a su significado negativo expresa locura, magia y misterio. Es un goce visual como se mueven o evolucionan las formas con estos colores. Hay secuencias memorables como la de las brujas o los momentos que tienen lugar en la guarida del temible rey Horned. Recordando mucho en algunos fragmentos, sobre todo en la aparición de los zombies, a la película “Piratas del Caribe: la perla negra” (2003). La película consigue una atmósfera especial en los momentos que podemos denominar de drama oscuro o misterioso. Es la coloración, la iluminación... Algo así me ocurre cuando veo la película “Mi amigo el fantasma” (1968), aunque la temática de esta última se mueva en el género de la comedia.

                                              Fotograma de la película


Fotograma de la película
 
Fotograma de la película
 

En los años 70, Disney jugó con las temáticas, adentrándose en géneros que antes había rozado, se encontraba algo perdida. Pero no solamente ella, era toda la industria. Y en los 80, destacó con ese aire oculto, intentando romper esa línea hacia la adolescencia que comenzaba a ser minada con los productos de Lucas y Spielberg, más sus imitadores. Varios títulos, hoy clásicos, salieron de aquella época, destacando la película que nos concierne, sin olvidar otras como “Los ojos del bosque” (1980) o “Dragonslayer” (1981).

Cartel de “Los ojos del bosque” (1980)

Cartel de “Dragonslayer” (1981)

No suelo entender las malas críticas o exigencias hacia el producto. No es un título fuerte de la factoría Disney por diversas razones comerciales o publicitarias, lo cual no quiere decir que sea disfrutable y tenga bastantes puntos de interés. Su tono oscuro no captó al público de los años 80, quizás se adelantó a su tiempo. Por otro lado, es verdad que el material literario sobre el que está basado es extenso. Se debe hacer una apreciación del film sin fundamentarse demasiado en su literatura. Sus secuencias, diálogos y ritmo son ligeros. Precisamente ello hace que sea un desarrollo de acción trepidante. Incluso muy del estilo de las películas de acción de por entonces. No sabría sacarle un “pero” a esta magnífica obra. A mí, me deja con ganas de más.

 

Fotograma de la película

Fotograma de la película
 
Fotograma de la película
 

Otro aspecto reseñable es su banda sonora, compuesta por Elmer Berstein. Las bandas sonoras al igual que cualquier composición musical, tienen la impronta de su actor. Si escuchas la banda sonora “Superman”, puedes relacionarla con la de “Star Wars”, del mismo compositor. La instrumentación, algunos pasajes, el uso de algún instrumento solista o de acompañamiento, en definitiva puedes reconocer al autor o como mínimo saber que una composición u otra tienen el mismo padre. Escuchando “Taron y el caldero mágico” de Berstein, te suena atmósfera de los “Cazafantasmas” (1984). Esta última fue supuestamente un trabajo posterior, seguramente seguido, dejándose sentir sin duda alguna esa atmósfera característica en esta película de animación.

                                                Fotograma de la película
 
Fotograma de la película
 
Fotograma de la película
 

“Taron y el caldero mágico” ha ido ocupando su puesto merecido a través del tiempo. Es una muy buena película de animación, con una historia clásica que nos traslada a esos mundos de magia, espada, dragones y hechicería, con unos cánones artísticos de gran altura y con el deseo de hacerte pasar una hora y media fantástica, encontrándote con ese yo que tanto deseas y añoras. Imagínate un día de aburrida rutina y de repente de camino a casa te encuentras un “sugus” en tu bolsillo, pues eso.

                                                   Cartel de la película

Tráiler de la película: https://www.youtube.com/watch?v=isAtOHLiMH8

Ambigú Cinema - “Taron y el caldero mágico” de Ted Berman y Richard Rich (1985)




 

 

"Indiana Jones, en busca del arca perdida" de Steven Spielberg, 1981.

  Pasadas las celebraciones sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesús, la mayoría de los españoles hemos podido ver o casi ver, debid...