sábado, 9 de octubre de 2021

"La fórmula" de John G. Avildsen (1980).

 

El cine de los 70 y primeros de los 80 nos ofreció historias cargadas de crítica social en diferentes géneros: "Serpico" de Sidney Lumet (1973), "Taxi driver" de Martin Scorsese (1976), "Los hombres del presidente" de Alan J. Pakula (1976), "Kramer contra Kramer" de Robert Berton (1979), "Tootsie" de Sydney Pollack (1982),... La película que nos ocupa hoy, en la fecha de estreno fue todo un desastre de aceptación en taquilla. Tenía a un director en la cresta de la ola, John G. Avildsen, debido a su éxito con "Rocky" (1976); y a dos grandes intérpretes, George C. Scott y Marlon Brando. Dos "les enfants terribles" del Hollywood del momento. Pero el argumento, era un tanto peli agudo en aquellos instantes, desde el punto de vista social y político. Y el cine, como industria, tiene sus intereses, sus mecenas,... En definitiva, no era bien vista por algunos. Estamos refiriéndonos a "La fórmula" de  John G. Avildsen (1980).

En el año 1979 salió  al venta el best seller "La fórmula" de Steve Shagan. Autor con obras destacables, de las que en algún momento dedicaremos algunas líneas en el blog, como por ejemplo la adaptación de su novela "El viaje de los condenados" de Stuart Rosemberg (1976), con un magnífico reparto coral. "La fórmula" nos habla de la investigación de un detective sobre una serie de asesinatos que parecen sembrar el camino hacia un secreto industrial, nacido en la época del dominio nazi en Europa.

El escritor Steve Shagan

Una de las ediciones de la novela "La fórmula"

La adaptación del texto y su producción corrió a cargo del mismo autor, Shagan. Obteniendo una adaptación magistral e incidiendo en el mensaje principal de la obra, sin perderse en artificios o subtramas, cosa que le llevó a enemistarse con el director, deseando este último otro enfoque.

El director  John G. Avildsen

Fotograma de la película

La película es de espionaje, trasladándonos al escenario del muro de Berlín, dividiendo en aquellos años, el este del oeste. Interesante por sus diálogos (sin pasar de moda, a día de hoy); por su realización y fotografía; y la interpretación de Scott y Brando. La fotografía es llevada por James Crabe, habitual de Avildsen. Incidiendo en los rostros, sobre todo en los interiores en penumbra. Una fotografía que pasaría a ser lo habitual en grandes series de televisión de los 80

Fotograma de la película

La trama podría haber funcionado en una película de 007, pero su valor radica e desarrollarse en un escenario real, confrontándose los intereses que mueven el mercado de la energía, y el poder en las altas esferas.

Fotograma de la película

A pesar de ser una película de diálogos y no tener grandes secuencias de acción (a esperar en una adaptación presente), el detective Barney (Scott) nos va introduciendo en una maraña de conspiración, llamando poco a poco nuestra atención, ante las diferentes implicaciones de los personajes y eventos que se van desarrollando.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Las secuencias de violencia o asesinato tienen un halo de misterio, no presentándonos directamente la violencia del acto. Salvo en una de las secuencias que tienen lugar en la frontera del muro, entre los personajes Lisa (Marthe Keller) y el general Helmut (Richard Lynch), al más puro estilo de cine de espionaje.

Fotograma de la película

A medida que pasa el tiempo, me llama muchísimo la atención, los medios con los que se cuenta en la historia y de los que se sirven los diferentes personajes: llamadas directas al teléfono fijo, los dobles sobres postales, los teletipos,... En una de las secuencias, no tiene precio, cuando uno de los científicos utiliza papel de calco para escribir la fórmula al detective  Barney. Todo ello, tiene un aire vintage, retro, romántico,... desprendiendo cierto aire de nostalgia a determinados espectadores, como es mi caso.

Fotograma de la película

La música de Bill Conti pasa un poco de desapercibida. Es correcta, acompaña muy bien al desarrollo de la historia en algunos pasajes, pero siendo los diálogos la principal baza, pierde protagonismo. Conti es consciente. Su discreción en ello, no merma para nada su talento.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Hay momentos muy bien conseguidos. El comienzo ambientado en la toma de Berlín por los aliados; los paseos y secuencias junto al muro de Berlín; las secuencias de viaje en tren (toda gran película de espías, debe de tener una); y sobre todo las secuencias de enfrentamiento interpretativo entre Scott y Brando. Destacando la penúltima secuencia, donde Marlon Brando (Adam Steiffel) nos hace un monólogo sobre el poder, el dinero, la sociedad, la política,... muy, muy actual. La secuencia entre estos dos grandes intérpretes me hace recordar otro "tête à tête" entre otros dos grandes intérpretes, Antonio Ferrandis y José Bódalo en "Volver a empezar" de José Luis Garci (1982). Son secuencias que funcionan por tener ante la lente a intérpretes irrepetibles, teniendo en su poder la verdadera fórmula para que las películas en las que intervienen se conviertan en grandes clásicos de la historia de la cinematografía.

Cartel de la película


Ambigú Cinema - "La fórmula" de  John G. Avildsen (1980).





"Indiana Jones, en busca del arca perdida" de Steven Spielberg, 1981.

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