viernes, 16 de julio de 2021

"Le llaman Bodhi" de Kathryn Bigelow, 1991.


En estos instantes, escribiendo la nueva entrada del blog, me encuentro sentado en la terraza ("al fresco"), bajo un cielo estrellado de mediados de julio. Las luces de la calle, del conjunto de calles de los alrededores del bloque de pisos donde me encuentro, están apagadas. Si a esto le sumamos que en esta íntima oscuridad, quizás regalada por el destino, me encuentro escuchando una suave ambientación de "El Señor de los anillos", estoy en una especie de burbuja. Los veranos y sus momentos. Los veranos tienen para mí algo especial, se mezclan experiencias presentes con recuerdos agradables de pasados estíos. El paso de los años hace que uno retroceda más a la infancia, hacia la juventud, supongo será algún mecanismo antropológico. Con la sonrisa sobre la pantalla del portátil recuerdo anécdotas junto a mi hermano. Muchas de ellas se pueden imaginar, son cinéfilas. Cada época de nuestras vidas, estuvieron marcadas por películas o intérpretes, uno de ellos, en concreto para mi hermano fue Keanu Reeves. Todo lo que en un principio sabía del actor era a través de él. Siendo justos, los altibajos de este actor han sido muy de seguir, pero hay que reconocer que ha estado presente en grandes películas que incluso marcaron un estilo, al igual que sus interpretaciones, lográndole ese hueco y reconocimiento en la industria. Su adolescencia interpretativa se quedó atrás con el estreno de una película que género miles de seguidores, una película de acción de alto presupuesto, bajo la batuta de una de las mejores directoras de la historia reciente: "Le llaman Bodhi" de Kathryn Bigelow, 1991.

Los ochenta empezaban a quedarse atrás. "Jungla de cristal", "Arma letal",... habían cerrado una década y continuarían en los 90 con sus secuelas. Las películas de este género intentaban seguir la estela de estos grandes títulos, pero como todo en la vida, la evolución es una constante. Una directora, Kathryn Bigelow, que había probado en su película anterior "Acero azul" (1989) los resortes del género policial, se encontraba preparada para abordar una historia que cambiaría la forma de realizar películas de acción, junto a su marido James Cameron como productor ejecutivo.

La directora Kathryn Bigelow. Vértigo cine.

Cartel de "Acero azul"

James Cameron. Biografías y vidas.

"Le llaman Bodhi" tiene un empiezo trepidante. El manejo de la cámara en las primeras imágenes del agente Utah (Keanu Reeves) por las instalaciones del FBI son una clara declaración de intenciones del ritmo de la película. Hay que destacar también el ritmo de las secuencias de atraco y ese tipo de diálogos, que luego se han explotado hasta la saciedad, e incluso si hacemos una larga caminata en el tiempo, la podemos ver en algunas producciones como las de por ejemplo, Christopher Nolan (el atraco al banco en el comienzo de "The Dark Knight", 2008). La película ira mezclando secuencias de acción, con secuencias donde vamos observando que al agente Utah le empieza a interesar la filosofía surfera. Este sería uno de los ganchos y atractivos de la película, esa filosofía desenfada de la vida y el ambiente playero de surf donde se desarrolla el total de la trama. Kathryn Bigelow sabe balancear perfectamente la acción con esos momentos, que no están recargados de grandes diálogos, sino que trata a través de situaciones simples con la ayuda del entorno, sea el propio espectador el que comience a empatizar con ellas. A priori, puede resultar una película adolescente, pero sus mecanismos, basados en lo primigenio de determinadas sensaciones, comienza a realizar su trabajo en el espectador. Esa es en sí, la grandeza de esta película. No sus escenas de acción (bien logradas), su reparto (convincente), fotografía (espectacular),... es la forma de enfocar la historia y como crear la empatía hacia el espectador, envolviéndolo en una burbuja de sensaciones.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Fotograma de la película

La fotografía de "Le llaman Bodhi" es uno de los puntos fuertes de la película. Los exteriores, muy en especial el final, es apabullante si uno se deja llevar por la historia. Donald Peterman, el creador de la fotografía de la legendaria "Flashdance" de Adryan Line (1983), vuelve a realizar su magia, dejándonos instantáneas preciosas de atardeceres, contraluces, y anocheceres en la playa, sin olvidarnos de esos ambientes cargados en las oficinas, en los atracos, ayudando a la tensión de la película.

Fotograma de la película
Fotograma de la película

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Cuando anteriormente hablábamos de ese estado de burbuja de sensaciones, creada por la trama del guion, las interpretaciones, y la fotografía de Peterman, hay que sumar las alas que proporciona Mark Isham a la película, con la composición de la banda sonora. El sintetizador y el talento de Isham se convierten en el catalizador de la historia, conformando marcos impresionantes desde el punto de vista audio visual.

Mark Isham. Isham.com

Edición de la banda sonora

"Le llaman Bodhi" nos deja el recuerdo no solamente de los comienzos de Reeves, sino del talento interpretativo de Patrick Swayze. Uno de los grandes intérpretes de los 80 y los 90 que siempre intentaba huir de cualquier encasillamiento y lo lograba, transmitiendo una gran fuerza a cada una de sus intervenciones. La prueba está en que podemos recordarlo en papeles muy diferentes, siendo creíble y querido en cada uno de ellos.

Fotograma de la película

"Le llaman Bodhi" supuso un nuevo enfoque de hacer cine de acción. Pero ninguno alcanzaría las cotas de seguidores de entonces y las de hoy, convertido en un clásico. Música, fotografía, atardeceres en la playa, planos imposibles entre las olas, tablas de surf, secuencias de alta adrenalina, buscando... la codiciada libertad del ser humano.

Cartel de la película




Ambigú Cinema - "Le llaman Bodhi" de Kathryn Bigelow, 1991.




"Indiana Jones, en busca del arca perdida" de Steven Spielberg, 1981.

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