sábado, 12 de junio de 2021

"El espejo roto" de Guy Hamilton, 1980.

Las novelas de misterio e investigaciones detectivescas eran mis preferidas en la infancia y juventud. Recuerdo cuando esos veranos de los ochenta, vividos en un sillín de mi bicicleta, series de televisión al medio día, piscina y viajes con mis padres, uno de mis hábitos preferidos era acudir por la mañana a la biblioteca de la Caja de Ahorros de Antequera, y pasear por entre las estrechas estanterías cargadas de volúmenes escritos. Allí, como si se tratase del "Amo del calabozo" la señorita Pepita Muñoz, con su voz suave y tranquila, me indicaba como moverme por aquel mundo fantástico y abrir algunas de sus cerraduras, descubriendo  "Los cinco" de Enid Blyton, "Los Hollisters" de Andrew E. Svenson, "Alfred Hitchcok y los tres investigadores" de Robert Arthur,... Algunas mañanas, medios días antes de almorzar o durante las noches de estío, devoraba aquellas aventuras y misterios. Ello, y el visionado de películas basadas en la literatura clásica del misterio, crearon momentos únicos que recuerdo con una mezcla de añoranza, alegría y emoción. Una de estas películas fue "El espejo roto" de Guy Hamilton, 1980.



Me encantan las adaptaciones cinematográficas de las novelas de Agatha Christie por varias razones. La primera por sus repartos estelares. La intervención de distintos personajes en las tramas, hicieron que se pusiese de moda que estos fuesen interpretados por actores y actrices de renombre. Y la segunda, por su puesta en escena, tanto la física, como la fílmica. Siempre con un correcto manejo clásico del lenguaje visual por parte de sus directores. Constituyendo estas adaptaciones una forma ejemplar de contar ortodoxamente una historia, sirviendo su estilo como estudio en el manejo de un lenguaje visual, hoy un tanto atrofiado. A veces, llegándonos a perder en una especie de ensaladilla mixta de planos y secuencias, con una calidad y colorido espectaculares, pero con una falta de espíritu y cohesión en el total de la historia.

Cartel de "Asesinato en el Orient Express" de Sidney Lumet, 1974.

Cartel de "Muerte en el Nilo" de John Guillermin, 1978.

Guy Hamilton es ejemplar en esa forma de contarnos una película. Sobre todo, debemos considerar que tuvo un gran mentor, Carol Reed ("El tercer hombre" de 1949, "El tormento y el éxtasis" de 1965,...). Su estilo es elegante, tanto en las secuencias de masas como las individuales. Posee el toque de ese encuadre clásico que combina magistralmente con movimientos de grúa o travelling, introduciéndonos o sugiriéndonos las acciones. Ese estilo sabe desplegarlo maravillosamente en sus películas para la saga de James Bond, de las que dirigió cuatro. Desde la mítica "Goldfinger" (1964), pasando por la presentación de Roger Moore en la serie, con "Vive y deja morir". En "El espejo roto", pone su técnica y manejo del lenguaje al servicio de un reparto de infarto. Haber paseado entre los cambios de secuencia y en la filmación de las mismas, cruzándose con Elizabeth Taylor, Rock Hudson, Geraldine Chaplin, Tony Curtis, Edward Fox o Kim Novack, hubiese supuesto uno de los momentos más felices en la vida de un cinéfilo.

Guy Hamilton junto a Roger Moore en Mallorca. 007.

Un reparto estelar. Afiche de la película.

Christopher Challis fue el fotógrafo de este gran reparto. Cuidando el detalle al máximo, solo hay que observar cada una de las apariciones de Elizabeth Taylor o Kim Novak. Y muy en especial, en Angela Lansbury, maquillada para afrontar la edad de Miss Marple. Los interiores son claros, luminosos, permitiendo disfrutar del detalle (vestidos, mobiliario,...) de una forma natural, produciéndose los contrastes en los primeros planos o planos medios cortos de los protagonistas, reforzados con sus actuaciones.

Fotograma de la película. Angela Lansbury como Miss Marple.

La trama de la película está inspirada en la novela de Agatha Christie, adaptada por Jonathan Hales. En este caso, no será Monsieur Poirot, sino la simpática y atenta a cualquier pestañeo ajeno, Miss Marple. Angela Lansbury está perfecta como Miss Marple. Destacando en las secuencias con su sobrino inspector Craddock, interpretado por Edward Fox. Por cierto, una de las caras conocidas también será la del actor Charles Gray, uno de los villanos de Bond ("Diamantes para la eternidad" de Guy Hamiltos, 1971). Y como curiosidad, aparece por unos instantes el joven Pierce Brosman (sin diálogo), en una secuencia con Elizabeth Taylor. Una secuencia homenajeando la realización de las películas de época. De nuevo, nos encontramos con una película que se introduce dentro del mundo de la realización de las películas, dibujándonos los papeles del exigente productor (Tony Curtis), el sufrido director (Rock Hudson), y el choque implacable entre divas (Elizabeth Taylor y Kim Novak). Y por si fuera poco, entre todo esto una misteriosa muerte. No me olvido de ese guiño que se hace al comienzo de la película, al propio género de misterio, la típica secuencia en un salón con los sospechosos de un crimen encarados a las exposiciones del gran detective. Algo que en esta película no ocurrirá, ya que Miss Marple ... mejor no les cuento nada más.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Fotograma de la película


Disfruten del misterio, las interpretaciones, y de las ocurrencias de Miss Marple. Una película elegante, entretenida y simpática. Buen cine de entretenimiento.

Cartel de la película



Ambigú Cinema - "El espejo roto" de Guy Hamilton, 1980.



"Indiana Jones, en busca del arca perdida" de Steven Spielberg, 1981.

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