Halloween es una fiesta especial para los que nos gusta las películas de terror y tenemos ese espíritu fricki inquebrantable. Hemos sido abducidos por esa celebración, quizás no tan lejana de nuestra cultura ancestral (mescolanza de creencias diluida en el océano de los tiempos), a través del cine y las modas de la actual cultura de los Estados Unidos, sobre todo a partir de finales de los años 70 hasta la actualidad. El maestro John Carpenter le puso cara a la celebración. Una careta blanca, sin expresión, donde cada uno de nosotros dibujamos nuestros medios ante la mirada fría e impávida de Michael Meyer. Desde entonces, el gran público comienza a reconocer de alguna u otra forma dicha celebración. Lo que está claro es que no hay aficionado friki del cine que celebre la tarde noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, seleccionando una película de terror de estreno o simplemente volviendo a ver aquella que tanto miedo nos dio en su momento. Y si puede ser, acompañada de una terrorífica cena con un menú imaginativo con el que sorprender al mismísimo Dante.
Los bosques adoptan extrañas formas, la luz del atardecer es más suave, los niños y niñas disfrazados de fantasmas, monstruos,... pasean por la calle buscando sus primeras víctimas, como si de una Santa Compaña urbanita se tratase. Y tú, solo o acompañado, deseas vivir esa noche de miedo, deseas que la inocencia te embargue, deseas ser asustado por viejos temores enterrados en tu psique, temores que solo aparecen en las negras noches, cuando te parece oír en la madrugada unos extraños pasos en el pasillo, o te despierta un leve tintineo en el cristal del dormitorio. ¿Será el viento?... ¿o quizás aquel niño de ojos amarillos, envuelto en la niebla, arañando suavemente el cristal de tu ventana? Te levantas, lo miras con los ojos humedecidos y los labios temblorosos de miedo. ¿Le vas a dejar a entrar? Si es así, es que no vistes o sí, "El misterio de Salem´s Lot" de Tobe Hooper, 1979.
Stephen King en una conversación con su
mujer (por cierto, a la cual habría que darle un homenaje o dedicarle un
monumento, ya que es ella a quien debemos que Stephen despegase hacia lo que es hoy en día en la
narrativa del terror) sobre el personaje de “Drácula” de la novela
de Stoker, se preguntaban qué ocurriría si “Drácula” viviese hoy en día en New
York. Stephen estuvo con esa idea en la cabeza. Decidió trasladarla a una
pequeña comunidad, a un pueblo. Un hábitat donde el escritor se mueve como pez
en el agua, creando tramas y subtramas en personajes diversos. Esa fue la génesis de la novela “El misterio
de Salem’s Lot” (1975).
“El misterio de Salem’s Lot” es una trama
original de Stephen King, a la cual le fue añadiendo elementos de un cuento
breve que realizó con anterioridad, del que bebe la reciente serie
“Chapelwaite” (HBO – 2021). Una exquisitez de serie televisiva de terror.
En 1976 se adaptó para la gran pantalla la
novela “Carrie” de King. Debido al éxito, era de suponer otra pronta adaptación
del novelista. Esta vez sería en formato de serie de televisión, “El misterio
de Salem’s Lot” de Tobe Hooper (1979).
Se reunió el genio de King y el poder
visual de Hooper. Un director de cine que se movía siempre con muy poco
presupuesto y que sabía perfectamente dónde situar la cámara, crear
sensaciones,… Tras el estreno de “La matanza de Texas” (1974), Hooper se situó
en el ojo del huracán de la creación cinematográfica del terror.
Tobe Hooper logra con su puesta en escena,
modernizar el género vampírico, otorgándole seriedad. Ese mismo año se
estrenaría una nueva versión cinematográfica de "Drácula" por John
Badham en 1979, interpretado por Frank Langella y el magistral Laurece Olivier.
Un estreno que puso una especie de freno a producciones tipo
"Blacula" (1972), "Drácula 73" (1972),... donde el género
vampírico se iba torciendo. Aunque, por supuesto, son muy disfrutables estas
producciones. Tobe Hooper y Stephen King
se alejan de esa imagen y crean una serie de clichés visuales que repetirán en
futuras producciones del género como: “Noche de miedo”, “Jóvenes ocultos”,…
haciendo muy terrorífica la vuelta de los vampiros a las salas.
La serie adapta bastante bien, en este caso
Hooper, esa atmósfera intimista, hogareña, que a medida del transcurso de la
trama comienza a romperse como si se tratase de un frágil papel de seda,
desvelándonos las grandezas y las miserias de la población donde tienen lugar
los hechos. Poco a poco, lo sobrenatural desdibuja la línea entre la realidad y
la ficción, convirtiendo el telefilm en una “masterclass” del buen género de
terror.
En la memoria colectiva de los que quedamos
aterrados en nuestra infancia con sus imágenes, hallamos la famosa secuencia de
la ventana (aunque hubo dos) y el niño vampiro arañando los cristales, pidiendo entrar en el
dormitorio de la posible víctima.
Otras de las imágenes que a modo particular
me quitaron el sueño, helando mi sangre, fue la aparición del enterrador en su
dormitorio, sentado en la mecedora. El crujir de aquella mecedora, sus ojos
brillando en la oscuridad,… siguen inquietándome.
Sobre la imagen diseñada para el vampiro jefe, la
mayoría opina sobre la influencia del Conde Orlok (interpretado por Max Shreck)
en la obra “Nosferatu” de F. W. Murnau (1922). No obstante habría que pensar en
el personaje creado por John William Polidori en su relato "El
vampiro" (1816), creando el arquetipo del vampiro romántico. Por cierto,
Polidori es un gran escritor por descubrir y formaba parte de la que llamo la
pandilla de Villa Diodati, junto a Mary Shelley y Byron. Su vampiro influyó en
los creados por Sheridan Le Fanu y en el mismísimo "Drácula" de
Stoker.
A resaltar, la sutil puesta en escena de los
efectos visuales. También ello, influirá en posteriores obras. Destacar las
lentillas electrónicas utilizadas en las miradas de los vampiros, consiguiendo
primeros planos escalofriantes en la penumbra.
Llaman la atención algunos efectos de sala, es
decir, los realizados en el mismo set de grabación (todos ellos en su mayoría).
Por ejemplo, el niño vampiro de la ventana, filmado con originalidad. El niño
vuela ayudado por una gran grúa de montacargas tapada con una tela negra. Se
eleva, desciende, se acerca, asciende,... Todo ello envuelto en niebla con un
toque de rareza, y es que esos planos están editados a la inversa, hacia atrás.
La apariencia que se consigue es ensoñadora, de pesadilla, de irrealidad
aterradora, muy al estilo de lo que años más tarde ofrecería Coppola en su
adaptación de "Drácula" en 1992.
Toda esta sutil puesta en escena estuvo aderezada
por la música de Harry Sukman, celebre compositor musical de series como
"Bonanza" (1969 - 1972). Sutil y efectista. Por cierto, fue su última
banda sonora antes de fallecer.
"El misterio de Salem´s Lot" tuvo un
reparto interpretativo muy sólido, con nombres como el de James Mason, Lew
Agres, Geoffrey Lewis,... ; y otras caras que comenzaban a ser muy conocidas
como las de David Soul, Bonne Bedella, Lance Kerwin,... La conjunción de todas
esas interpretaciones conformaron un tapiz maravillosos de trama y subtramas
con pulso firme.
La visión de Tobe Hooper, la adaptación que hizo
el guionista Paul Monash (de la cual estuvo muy satisfecho Stephen King, con el
que colaboró), y el querer hacerlo en formato miniserie por parte del productor
Richard Kobritz, para no perder muchos detalles de la novela, lograron una de
las mejores adaptaciones de las obras de King.
La miniserie fue convertida en producto
cinematográfico, exhibiéndose en cines, con la anécdota de hacerlo en España
con el título de "Phantasma II", debido al éxito de la película de
terror "Phantasma" de Don Coscarelli (1979). La venta en DVD sigue
manteniendo el título.
"El misterio de Salem´s Lot" es hoy en
día un ejemplo de producción cinematográfica de terror. Hoy estamos
acostumbrados a productos de consumo rápido, a veces sin sentido, consiguiendo
sobresaltos a base de fuertes sonidos, o impactar con imágenes que escapan del
concepto de terror, para acercarse al de horror. Conseguir la intranquilidad,
la inquietud ante una buena historia, cocinada a fuego lento, solo lo consiguen
estas obras de la cinematografía "gourmet" del terror.
Le aconsejo selecciona esta obra u otra parecida, de igual estilo en estas noches de sombras vivientes. Quizás se quede dormido en el sofá de su sala, o en el dormitorio, y... le despierta un sonido. ¿Qué suena?. Es algo en... la ventana... ¿Hay alguien ahí? La niebla nos permite ver con cierta dificultad a él o a ella. Sus ojos brillan en la oscuridad de la noche. Nos habla... pero su boca no se mueve, me hablan sus ojos. - Déjame entrar... - Nos implora con tristeza. No puedo moverme. ¿Porqué lloro? Tiemblo... esos ojos... esos ojos... ¡Feliz Halloween!