Hace unas semanas, vimos en la gran pantalla la última aventura de 007 con el rostro de Daniel Craig. En la banda sonora, el compositor Hans Zimmer, introdujo en su trabajo el clásico "We have all the time the world", compuesto por John Barry y cantada por Louis Armstrong. La melodía original era el tema principal de la que considero una de las mejores películas de James Bond. Por sus connnotaciones dramáticas y trágicas en la vida de 007, empecé a temer que la tragedia se iba a cernir sobre la actual "007: sin tiempo para morir". Efectivamente. Pero eso no será nuestro tema actual, sino el recordar con emotividad y añoranza, una película que con el tiempo ha sido considerada una de las mejores adaptaciones al cine de los relatos escritos sobre 007 por Iam Fleming: "007 al servicio secreto de su majestad" de Peter Hunt, 1969.
De pequeño, supuso un choque ver como 007 cambiaba de rostro. En serio. Acostumbrado en un principio a reconocer el personaje con los rasgos de Roger Moore, y luego a Sean Connery (aunque este último fuese en realidad su primer rostro), un buen día en una reposición en cine, descubrí a George Lazenby, el único de los Bond que filmó una película de la franquicia.
Por diversas circunstancias, a día de hoy solo sabemos la que se hizo oficial, la decisión del actor de realizar una película (animado por el lince de su agente). Lazenby firmó por siete películas de 007 y estas no llegaron a realizarse con él. Fuesen las razones que fuesen, "Al servicio secreto de su majestad" es hoy considerada una de las mejores películas de la saga 007.
Lazenby tenía poca experiencia como actor. Había realizado algunos comerciales, como por ejemplo, el de "Fry´s Chocolate Cream". Este comercial parece que fue visionado por los productores Broccoli y Saltzman, seleccionando de esta forma al sucesor de Connery, ya que sus deseos de que fuese Roger Moore, se vieron truncados por sus compromisos con la serie "El Santo".
Peter Hunt (director) hizo un gran trabajo, utilizando diferentes técnicas de motivación y manipulación de ánimos, para sacar provecho a las reacciones interpretativas de Lazenby. Es un James Bond muy correcto, medido, con momentos marca 007, a la vez que muy natural. Quizás el más natural de todos. Es ahí, dónde radica la esencia de este Bond, huyendo de lo que hoy llamaríamos "postureo". Solo se permite ciertas licencias, como la entretenida secuencia en la clínica de Suiza (en el pico de una montaña de los Prealpes berneses), dando lugar a idas y venidas en las habitaciones de los "Ángeles de la muerte". Doce chicas de diferentes nacionalidades que tentarán al agente secreto.
En esta película, Bond encontrará el amor de su vida, Teresa (Tracy) di Vicenzo (Diana Rigg). Ambos se enfrentarán al temido Ernst Stravro (Telly Savalas). Descubrirán el maquiavélico plan de Stravro, dispersar un virus a través de las doce chicas, sin estas saberlo, ya que están manipuladas bajo una fuerte hipnosis controlada. Stravro intentará chantajear a la ONU, a cambio de evitar una guerra biológica.
La trama guionizada por Richard Maibaum, huye de artificios tecnológicos 007 y se va a centrar más en los personajes, siguiendo e intentando ser lo más fiel posible a la novela de Iam Fleming. El resultado es genial y cada vez que pasa más el tiempo, y es vista de nuevo o descubierta, la película gana en adeptos.
Este guion estuvo muy bien dirigido por Peter Hunt, que había sido editor de películas anteriores de James Bond. Su destreza y agilidad en el montaje, se nota a la hora de filmar las secuencias, destacando las de acción en las distintas localizaciones nevadas. Localizaciones ubicadas en Inglaterra, Suiza y Portugal. Destacando los exteriores de la clínica, en realidad un restaurante que todavía no estaba en funcionamiento y que el equipo de producción se apresuró en aportar lo necesario para convertirlo y adaptarlo a las exigencias de la historia, en la misma cima del Schilthrorn, en los Prealpes berneses, en Piz Gloria, Suiza.
Las secuencias de acción tienen un ritmo frenético, muy medidas. Destacan las persecuciones que tienen lugar en esquíes por la montaña, donde se mezclan acciones de los especialistas con planos tomados en transparencia o a baja velocidad (después acelerada) de los protagonistas, entre ellos a Lazenby. Otro momento épico es cuando Tracy y Bond se inmiscuyen en una carrera de coches dentro de un peligroso circuito helado y nevado. En ella, podemos intuir la magnífica labor de los especialistas y la dirección de Peter Hunt, hecho también en anteriores trabajos como director de segundas unidades (que suelen ser los encargados de este tipo de secuencias). Así mismo, llamar la atención sobre las secuencias de lucha cuerpo a cuerpo. Hunt utiliza planos detalle, subjetivos, medios, primeros,... muy bien articulados, de forma brillante. Creando escuela en futuras películas de acción.
Podemos decir que la banda sonora es también una de las mejores bandas sonoras 007. A parte del maravilloso tema "We have all the time the world", interpretado por Armstrong; tenemos al siempre eterno John Barry, haciendo una lectura de la atmósfera de la película, aportando diferentes novedades, aprovechando los cambios tanto del rostro del agente, como los del enfoque de la película. Su trabajo es reconocible, a pesar de introducir elementos electrónicos. El uso de la familia de viento en sus orquestaciones le da ese estilo característico de Barry. Es una banda sonora muy personal e innovadora en la tradición 007, a pesar de mantener un cierto aire clásico. Por ejemplo, al tema principal de Bond, el que solemos escuchar al comienzo de cada película cuando el cañón de un arma apunta al agente y él dispara hacia la pantalla, es reeditado en contrapunto musical. Brillante.
Peter Hunt consigue un producto serio, entretenido, diferente a lo ofrecido con anterioridad en las producciones 007. Se temía no fuese muy aceptada por el público, pero se convirtió en una de las películas del año. Hoy en día es de culto dentro de la saga Bond, tanto la película, como su banda sonora.