Corría el año 2000, los avatares del destino me habían llevado a conjugar mis estudios y trabajos en Madrid, con la participación en algunas series de televisión. Recuerdo una tarde de lluvia, saliendo de los Estudios Picasso. Subí a un coche de producción que se dirigía hacia Madrid. El conductor me indicó que esperábamos a más pasajeros. Tras una breve espera, cual fue mi sorpresa, cuando entró en el coche Tito Valverde y más tarde, Juanjo Artero. Valverde tenía prisa, ya que tenía que llegar a tiempo a un estudio de doblaje. Por el camino, las conversaciones derivaron en el coleccionable en VHS de la serie "Verano Azul" de Antonio Mercero, 1981.
Sin lugar a dudas, si existe una serie mítica para los que hemos nacido en los 70, y sobre los 80 ya teníamos conciencia de nuestros gustos, la serie es "Verano Azul". A mi corta edad, el cine y la televisión eran mis perdiciones, pero "Verano Azul" se convertiría en una de mis primeras series que se alejaban un poco de la fantasía y se centraban de una forma directa y didáctica, en temas muy familiares o cotidianos.
El logro de la serie está en la enorme empatía en sus diversos protagonistas. Cada episodio recae de alguna u otra forma sobre distintos personajes, aunque todos en conjunto sobre llevan la acción. Los temas eran muy diversos: la llegada del periodo menstrual por primera vez a una chica, los amores del verano, los ídolos de juventud, el cuidado del medio ambiente, el reciclado,... Temas que hoy en día no han pasado de moda y debate, y que algunas veces cuando son tratados, se revisten de cierta novedad, siendo ya tratados por aquel entonces. Quien no recuerda a Chanquete (Antonio Ferrandis) como Poseidón, quejándose de un botellazo en la cabeza y de encontrase sucio, impregnado en aceites.
Antonio Mercero era un director de cine y televisión, que rápidamente supo lo que era el éxito. Anteriores trabajos como por ejemplo "La cabina" (cine, 1972) o "Crónicas de un pueblo" (serie de TVE, 1971 al 74), lo situaban como un director ortodoxo, con una gran capacidad de dirección actoral, sobre todo coral. Aportando a sus trabajos un gran corazón y humanidad.
Desde 1979 a 1980 se embarcó en uno de los proyectos más tremendos a realizar, sobre todo por la logística y la época en la que se encontraban. En Vélez - Málaga, Motril, Almuñécar y sobre todo en Nerja (centro del rodaje), se filmó la serie. Los exteriores filmados, paisajes, calles, playas,... nos descubren la España de entonces. Siendo ese uno de los tantos atractivos de la serie.
El reparto se midió y se pensó muchísimo, sobre todo en lo concerniente a los intérpretes jóvenes. En internet podemos deleitarnos y sonreír con añoranza viendo los diversos castings. La verdad es que la naturalidad de un elenco tan joven, pocas veces se ha visto, y sobre todo la química que existía entre ellos, siendo tan diferentes. En el apartado de los intérpretes adultos podemos encontrar de lo más granado de por entonces en la escena española: Antonio Ferrandis, María Garralón, Manuel Gallardo Lechet, Elisa Montés, Manuel Tejada, Carlos Larrañaga,... El nivel interpretativo es inmenso. Solamente, el poder ver a cada uno de estos artistas interactuar, es una gozada.
"Verano Azul", desde 1981 se ha emitido en multitud de países, e incluso este mismo verano se emite en TVE. Es un clásico. Un clásico en nuestras vidas, que de alguna manera proyecta nuestra memoria, nuestra forma de haber vivido unos tiempos, en los que a pesar de no estar muy alejados, debido a la velocidad a la que se desarrolla nuestra vida actual, parecen de otro siglo.
Carmelo Bernaola, uno de los grandes compositores españoles, dejó obras importantes en cine y televisión. Por ejemplo, podemos recordar la sintonía del programa "La Clave" (1976), y componer en 1981 la música a las aventuras de la pandilla de "Verano Azul". Puso en sus labios, a modo de silbido, mientras pedaleaban por entre las huertas de Nerja, una de la melodías más repetidas o reconocidas de nuestra infancia. A mí, siempre me causaba cierto reparo en la serie de tv, aquellos pasajes sonoros donde utilizaba instrumentos de cuerda y percusión, para crear un ambiente de misterio o peligro. E incluso, aquel ambiente sonoro electrónico que se utilizó en el episodio "La burbuja". Uno de mis episodios favoritos, sobre todo en esa secuencia inquietante de Chanquete en el faro, junto al farero, observando unas extrañas luces en la noche.
Pero con el permiso de Bernaola, las melodías que fueron top en la serie son: "Algo se muere en el alma" (Manuel Garrido) y "El final del verano" (Dúo Dinámico). Tremendas. Cargadas de significado en la serie, con una realización impresionante de Antonio Mercero.
Antonio Mercero consiguió hacer entrar en los hogares españoles, temas un tanto tabú, a pesar de ser los años 80. España vivía el desencadenamiento de una Transición política y los cambios sociales se comenzaban a ver en la propia ficción de la televisión. Mercero consiguió atraer tanto la atención popular sobre sus personajes y tramas, que incluso la muerte de Chanquete fue anunciada en portada de algunos periódicos y revistas de tirada nacional.
"Verano Azul" es una proyección de nuestra infancia o juventud. Se ha convertido en ese momento especial en que sus reposiciones televisivas nos hacen recordar los viajes en coche con las ventanillas bajadas, las digestiones antes de los baños de la tarde, los chiringuitos, los paneles de helados divertidos, las conversaciones entre castillos de arena, las noches junto al mar, las meriendas del verano,... Todo ello bajo la palabra "amistad". Sin "likes" o "emojis" de por medio.