De pequeño, era siempre de gran novedad, cuando uno por diversas razones, tenía que ir a almorzar o merendar a casa de un amigo del colegio. Una de esas veces, recuerdo ir a casa de mi amigo Benito. Lo pasábamos en grande junto a sus dos hermanas menores. Aquella vez, su madre hizo un plato que me gustaba muchísimo, eran filetes empanados. Me ponía hasta arriba de filetes y patatas fritas. Luego a jugar, merendar,... ¡qué tardes! Una de esas tardes disfrutamos entre juegos de una película que me entusiasmó. Su trama, su protagonista, sus efectos especiales, hicieron de aquella tarde, una tarde perfecta. Hoy, varias décadas después, de vez en cuando la reviso y sonrío por nuestra sana inocencia. Tiene un lugar especial, no por su valor cinematográfico, sino por su valor en mis recuerdos. "El Superpoderoso" de Sergio Corbucci, 1980.
A pesar del tiempo, tengo que seguir reconociendo que me hace reír. Me lo paso genial. Por aquel tiempo (los 80), recuerdo otras películas de Terence Hill, e incluso con Bud Spencer, formando un dúo magnífico y cómico. Uno hacía de pillo (Terence) y el otro (Bud) de brutote, lanzando tortas como panes a los malos. Tampoco se quedaba atrás Hill, que a lo calladito, daba lo suyo. Tuvieron un gran éxito en los cines en esta década y qué decir en los videoclubs. Sus películas arrasaban.
Sergio Corbucci dirige una película entretenida, orientada a un público familiar, con el deseo de pasar un buen rato frente a la pantalla o el televisor. Su filmación es directa, buscando la acción inmediata, destacando los trucajes artesanales y de bajo presupuesto, para la realización de algunas de las secuencia. Los personajes, los malos y los buenos, están claramente bien definidos. Filmada en Estados Unidos, es una de esas producciones italianas que se hacían con la pretensión de acceder a un mercado de consumo rápido en aventuras de este tipo. Esa forma de producir, de filmar, me hace recordar a los antiguos pioneros del nacimiento del cine, y casi un siglo después en España, al cine de Mariano Ozores, injustamente no reconocido. El cine de Corbucci es entretenido, sabiendo explotar perfectamente las dotes de sus intérpretes.
Terence Hill está en un terreno muy conocido. Con vía libre para realizar su interpretación, apoyado por la confianza de Corbucci, interpreta a un policía (Dave Speed) que recibe una radiación de rayos al presenciar por accidente una explosión, obteniendo de este modo súper poderes. Poderes muy diversos.
Dave (Hill) a lo largo del metraje, junto a su compañero, protagonizado por Ernest Borgnine, irá descubriendo sus súper poderes, a la vez que la situación se complica con una banda mafiosa de matones de medio pelo, capitaneados por Tony Torpedo (Marc Lawrence). Las situaciones con esos patanes son de lo más hilarantes, con secuencias que nos recuerdan la vieja escuela creada por Chaplin, Laurel and Hardy,... en situaciones de este tipo. Muy de pista de circo, con la que me desternillaba en los 80.
Destacar la presencia de Ernest Borgnine y Joanne Dru. Actor y actriz de cara muy conocida, leyendas de la cinematografía con gran actividad entre los años 40 a los 60, que en aquella época participaban en distintas producciones menores. No obstante, Joanne siguió participando activamente en series de televisión, y Ernest continuó apareciendo en producciones que se convertirían en clásicos de género, como por ejemplo, "1997: rescate en New York" de John Carpenter (1981).
La solvencia de los efectos especiales le da a la película ese toque especial. Por supuesto que alguno que otro está desfasado por el tipo de coste de la producción, pero ese aire que le da a la película, es comparable al regusto de una hamburguesa demasiado hecha. Se recurre a efectos montados en el mismo set. Salvo el globo formado por un chicle que combina diversos trucos. A pesar de advertirse sus trucajes en cada uno de los planos, me parece encantadora sus secuencias.
Destacar de esos momentos: el correr rápido junto a los coches en marcha, caer desde grandes edificios, poder volar, caminar sobre el agua... Esta última, conforma una secuencia divertida. Dave pasea sobre el agua para rescatar una pelota que unos niños pierden en la orilla de la playa. El acaba hundiéndose, casi ahogándose, cuando su novia hace aparición con un bañador rojo. El color rojo es la causa de la perdida de súper poderes, como su kryptonita. Me reía mucho con otras situaciones: la pinta que tiene un adivinador en una feria, utilizando de turbante una toalla de baño; cuando Dave, sin saber para nada de sus milagrosos dones, mueve con la mente la tapa de una alcantarilla; o cuando su compañero se tira del globo de chicle, y Dave corre a salvarlo del tremendo golpe. Tras una larga caída en metros, Dave logra cogerlo y los dos, debido al fuerte golpe, atraviesan la Tierra, apareciendo en Asía. Segundos después hacen una llamada de teléfono "in situ" desde una cabina del lugar, para que no se preocupen por ellos la novia, los compañeros,... rodeados de asiáticos sorprendidos ante el maravilloso hecho.
La música de la película forma parte de mi discoteca especial. La banda sonora es obra de Michelangelo y Carlo Bionda. Juntos forman "La Bionda", reconocidos como los inventores de la música disco italiana. Numerosos trabajos discográficos de éxito, acompañan a su característico sonido, que se hizo sonar en distintas producciones de Terence Hill y Bud Spencer. El tema principal de esta película, "Super Snooper", es imposible resistirse a bailarlo.
En definitiva, una de esas películas de las que uno recuerda con un grandísimo cariño, donde lo único importante era pasarlo en grande, reírse junto a los amigos y la familia. Repetir las secuencias hacia atrás y hacia adelante,... Un cine sin ningún tipo de pretensión que a pesar de ello, consigue atraparte y disfrutar de un rato, dibujándote esa sonrisa de niño, devolviéndote la mirada de la sana inocencia.