Uno de mis entretenimientos cuando visualizo y reviso películas es encontrar aquellos elencos artísticos o técnicos que aún no eran reconocidos por un gran público, o al menos no tenían el reconocimiento del presente. Siempre he comentado que para admirar o aprender algo sobre el arte de la cinematografía hace falta remontarse a los inicios o a los años de la primera mitad del siglo XX, donde el cine poco a poco iba evolucionando. Centrándonos en la figura del director de cine, a mi juicio, existen dos clases de directores: los que en su profesión hacen evolucionar al medio, (por ejemplo, John Ford) y los que aprovechando el recorrido histórico de estos, seleccionan, homenajean o construyen su estilo con enorme fuerza visual, convirtiéndose en grandes narradores cinematográficos (por ejemplo, Steven Spielberg). Atendiendo a ello, si tomamos las obras de los primeros, podemos ir advirtiendo a través de sus películas estrenadas, como la cinematografía va adquiriendo forma en determinados aspectos. Eso para un amante del cine, es una maravilla y un documento vivo sobre este arte. Y como ejemplo, comentaremos en nuestro ambigú, una película poco conocida de uno de los padres de la cinematografía, que se presta a lo comentado "María Estuardo" de John Ford, 1936.
Cuando Orson Welles dijo que había aprendido a hacer cine, visionando bastante números de veces "La diligencia" de John Ford (1939). En mi opinión personal, y sabiendo de cómo se las trataba el señor Welles, fue una exageración y afirmación de esas que conseguían titulares que el perseguía. Cierto es de la gran capacidad narrativa de Ford, pero de ahí a tomar todo lo necesario para la creación de "Ciudadano Kane" (1941), lo encuentro excesivo. La aparente sencillez de como Ford maneja el lenguaje audiovisual para describir los personajes y su entorno, es la clave de un estilo, muy alejado de Welles. Inspirador sí, pero no igual.
En "María Estuardo", John Ford, narra de una forma simple o al menos esa es la impresión que se lleva el espectador, la tumultuosa trama alrededor de dos grandes mujeres: Isabel I Tudor (Reina de Inglaterra e Irlanda) y María Esturado (Reina de Escocia). Ford afronta la trama justo en el momento en que María Estuardo vuelve a Escocia en medio de una revolución religiosa derivando hacia un protestantismo radical. Estos aspectos son tomados como aderezo por John Ford, cuyo plato principal para este director son las reacciones e interacciones entre sus personajes, logrando que transcienda al hecho histórico, la humanidad con sus luces y sombras de sus protagonistas.
John Ford recurre a la fotografía expresionista de Joseph H. August. Podemos encontrar juegos de sombras, entre atrezzo y artistas. La iluminación pasa a ser parte del decorado, ya no solamente en la ambientación, sino como un elemento más del mismo. Existen detalles que hoy se echan de menos, incluso en grandes producciones de películas o series, por ejemplo, la dirección de la luz desde abajo, simulando la candelería existente en las frías fortalezas de entonces. Por otro lado, la luz va a remarcar los rasgos expresivos de los intérpretes. Destacando el recorte de la luz sobre los ojos de los actores o las actrices. La fotografía de Hepburn es impresionante, sacando el máximo provecho a la expresión de la actriz, con unos primerísimos planos para enmarcar.
Todo estos detalles de composición, y la disposición de actores y actrices ante el encuadre, donde pocas veces se produce corte de planos, más bien acercamientos de lente o restablecer el encuadre ante la llegada de otro tipo de acción, dan un aire teatral a la película, recordándonos como el cine se encuentra en esa línea donde se va desprendiendo poco a poco del artificio de un escenario, adoptando otro tipo de lenguaje alejado del clásico escénico.
Los intérpretes tienen en sus representaciones ese aire teatral comentado anteriormente, tienen desde los principales a los secundarios un ritmo de acción brillante, sosteniendo el tempo de cada secuencia. Katharine Hepburn es una de las actrices con una tremenda personalidad, demostrada desde sus inicios en el teatro y que muy bien supo aprovechar la RKO. En el papel de María Estuardo puede uno disfrutar cada uno de sus planos, donde claramente el espectador advierte como la actriz está poniendo su mismísima alma al servicio del personaje. Todos y cada uno de los intérpretes vienen del mundo del teatro, notándose esa escuela. Solamente hay que verlos en la forma de como posan en las secuencias. Esos destalles, hacen precisamente especial este tipo de películas. Son películas en las que denotamos ese desprendimiento del artificio escénico comentado con la rapidez del desarrollo de la cinematografía.
"María Estuardo" de John Ford, es una obra por descubrir de este gran director que nos dejó grandes títulos para la historia. Pero es en los pequeños títulos donde podemos ver esa maduración, esa investigación, el descubrimiento del medio cinematográfico: un primer plano de Hepburn con la emoción contenida; los contrapicados advirtiendo parte de la arquitectura de una estancia; mantener el tempo de una secuencia de plano americano hacia plano medio, dejando en manos de la interpretación el transcurso de la secuencia; advertir detalles interpretativos sin que el director tenga que cortar en un plano detalle... y así hasta la hora y media larga que dura la película. Una maravilla.