Los principios de Connery fueron duros. No todo lo ocurrido en el comienzo de su carrera fue casualidad, hasta debutar para el gran público mundial protagonizando a 007 en el film “Agente 007 contra el doctor No", de Terence Young en 1962. Cierto es que siempre te debe acompañar algo de fortuna, también la tuvo Sean Connery, pero no la espero en casa. Salió, luchó, esperó y en fin, todo lo demás es pura superación y formación de un profesional. Educado y correcto. Siempre con los pies en la tierra. Y si alguien en la industria, por aquella época tenía olfato para descubrir a alguien así, ese era Alfred Hitchcok. Un director que se rodeaba de grandes actores y actrices, algunos de ellos con carreras afianzadas. Algo prometedor vería en el joven Connery para su próximo proyecto, “Marnie, la ladrona" de 1964.
Basada en la novela de Whinston Graham, es quizás uno de los argumentos más complicados a mi parecer de llevar a cabo cinematográficamente, sin que se te escape de las manos. Hitchcock supo dirigirla de manera magistral, consiguiendo ese difícil equilibrio entre arte y divertimento.
Pensada en principio para Grace Kelly, ella al final se retira del proyecto, y el papel protagonista recae en Tippi Hedren. Tras su interpretación en “Los pájaros” (Alfred Hitchcok, 1963), sería su siguiente proyecto con el mago del suspense.
Sean Connery se encuentra muy convincente en cada una de las secuencias. Los diálogos entre Hedren y Connery son de altura interpretativa. La película, la producción, mantienen el mismo “modus operandi” que las anteriores de Hitchcock. A pesar de ir cambiando los tiempos, el sigue filmando bastante en plató, y sirviéndose de artificios decorativos para crear las distintas atmósferas y momentos Hitchcock. Recordar la secuencia de la limpiadora, mientras Marnie (Tippi Hedren) está robando la caja fuerte. El ritmo, el manejo de los encuadres, de los planos detalle, el sonido (ausencia de música, solo efectos), hacen vivir una secuencia de las que el espectador no es capaz de retirar su mirada de la pantalla.
De toda su filmografía, quizás sea su película más delicada de llevar a escena, por su temática. De hecho, una de las secuencias por su tremendo desarrollo, podría haberle costado la carrera a Connery. En cuanto a empatía con los espectadores. No obstante, la profesionalidad, y la capacidad actoral del mismo, no le hizo ni una fisura. Razón quizás para pensar, de la seguridad de Hitchcock en el intérprete, desde que lo vio actuar en su primera película de James Bond.
“Marnie, la ladrona" es un retrato psicológico de una mujer atormentada por un pasado velado, de sus angustias, pesadillas y miedos, sembrados por unas vivencias que le han convertido en un ser atormentado en el terreno personal y sentimental. Otros filmes, incluso actuales, han intentado recrear de alguna manera este tipo de circunstancias, cayendo en horrorosas obras, que ni malgastó espacio en nombrarlas.
Es una película para disfrutarla plano a plano. El lenguaje de la cámara, la capacidad cinemática de su director para atraparnos desde los primeros minutos del metraje. Sin olvidar al elenco de intérpretes, con mención especial a Louise Latham, madre de Marnie. Quien tiene secuencias intensas junto a Hedren, en un pulso interpretativo a la vieja usanza. Siempre recalcaremos el valor de los secundarios. Muy importantes en la filmografía de Hitchcock. Incluso existen obras, cuya presencia, más que los de los protagonistas, elevan la categoría de la película.
A Connery, meses más tarde en un plató, mientras filmaba “Goldfinger" (Guy Hamilton, 1964), una periodista le preguntaba sobre su carrera, el cambio que había sufrido su vida, de la dura profesión del actor,… Connery le contestó que la dureza estaba años atrás en las pensiones de Manchester. Su primer papel, fuera de esa aureola de diseño Bond, fue el de Mark Rutland. Hitchcock creyó en él y si la imagen del actor fue exportada por las películas de 007 de Broccoli y Saltzman (productores) a cada rincón del mundo el que hubiese un cine, Alfred Hitchcok fue quien le ofreció su bautizo de fuego como intérprete dramático. Desde entonces Connery supo perfectamente alternar proyectos, sin encasillarse.
El recibimiento de Connery en la producción de Hitchcock fue muy bien recibido a distintos niveles, fuera y dentro de la producción. Quizás las dudas aparecieron en Tippi Hedren. Estas quedaron resumidas en una anécdota ocurrida junto al director, al cual le preguntó como Marnie, una mujer con esos problemas, frígida,… podía estar al lado de Connery, de James Bond. La breve contestación del director cerró el asunto – Actuar, consiste en eso -.