sábado, 31 de julio de 2021

"El último hombre vivo" de Boris Sagal, 1971.

 

Siempre me ha atraído el cine distópico. Durante la infancia se colaban por mis pupilas algunas películas  que podría denominar "amables" sobre el tema. Consideradas a sí, a veces por mi menuda ignorancia y otras veces porque estaban envueltas en capas, que dependiendo de la edad, las abrías o no. Todo esto, hasta que me llevé el mal rato de "Mad Max" de George Miller, 1979. De entre esas películas de "amable" distopía tengo mi especial catálogo, y de entre ellas, si tuviésemos que plantearnos una sesión de cine veraniega, sin lugar a dudas me programaría "El último hombre vivo" de Boris Sagal, 1971.

Ante todo, si tenemos a Charlton Heston de por medio, esto promete. Si hiciésemos un estudio de la prolífera trayectoria profesional de este magnífico actor, descubriríamos distintas épocas, por ejemplo la de cine histórico (años 50 y 60), y en los 70 la de cine catastrófico. Y ojo, ninguna de ellas son baches en la carrera de Heston. El secreto quizás radique en sus interpretaciones, la forma tan personal de afrontarlas y la suerte de directores que lo acompañaron.

Algunas de las películas protagonizadas por
Heston en los años 70.

"El último hombre vivo" de los 70 es la segunda adaptación en pantalla del clásico de la literatura "Soy leyenda" (1954) de Richard Matheson. Matheson es uno de los escritores más admirados de la literatura de ciencia ficción, terror y fantástico. De sus escritos surgió el clásico de culto "El increíble hombre menguante", adaptada a guion por el propio autor y filmada con ingenio magistral por Jack Arnold.

El autor junto a sus obras literarias llevadas a la pantalla.

De las adaptaciones de "Soy leyenda", la primera que descubrí de peque en televisión fue "El último hombre vivo". Me impresionaron bastante los llamados miembros de "la familia", la adaptación en esta película de los vampiros del libro de Matheson. Más tarde, llegué a visionar la primera adaptación protagonizada por el maestro Vincent Price, "El último hombre sobre la Tierra" de Ubaldo Ragona y Sidney Salkow, 1964. Y por último, "Soy leyenda" de Francis Lawrence (2007), protagonizada por Will Smith. Estas adaptaciones, son las más reseñables y las disfruté cada una en su momento, y vuelvo a revisionarlas al cabo del tiempo. Pero, le tengo un cariño especial a la de Heston, y me parece, su interpretación, la del personaje de Robert Neville, la más próxima a la descrita por Matheson en su obra.

Vincent Price, Charlton Heston y Will Smith como
Robert Neville

De la película de Boris Sagal, siempre me llamó la atención las secuencias filmadas en soledad por las calles de los Ángeles. El equipo de la producción aprovechaba los amaneceres de los fines de semana para poder obtener esas tomas sin gente, de calles y plazas vacías. Aunque las secuencias más delicadas se realizaron en estudio. Sagal se movía como nadie en historias de este tipo, ahí están sus trabajos en "The Twilight Zone" o en "Alfred Hitchcock Presents". Aunque se aleja de algunas premisas de la obra de Matheson, es una de las adaptaciones que enlaza más con los planteamientos de "Soy leyenda". Y no se hace un ovillo la trama. Para ser justos, no ocurre eso en ninguna de las adaptaciones mencionadas, cada una toma a su época de realización como referencia, y estudia el desarrollo de las premisas de Matheson, por cierto, siempre de actualidad.

El director Boris Sagal. Notrecinema.

La caracterización de los miembros de la familia da cierto pavor, incluso en la distancia de los años. Túnicas negras, caras pálidas con la piel abierta por las llagas, ojos blancos, pelo blanco,... uno tiene una especie de "déjà vu" con "El pueblo de los malditos" de Wolf Rilla (1960). El jefe de "la familia" (Matthias) interpretado por Anthony Zerbe, siempre me ha creado cierta inquietud. Una interpretación sin estridencias, muy pasiva en movimientos, en la dicción,... una especie de predicador del nuevo tiempo en el que se encuentran, predicando la destrucción de todo aquello que suponga o halla supuesto un adelanto tecnológico para el hombre. En su opinión, lo que hizo desaparecer a la humanidad anterior. Prestando especial atención sobre los efectos de la amenaza nuclear, un temor muy real en la sociedad de los años 70. La interpretación de Zerbe es inquietante, precisamente en esa especie de pasividad de alguien que no necesita de la fuerza bruta, solo de la manipulación y el conformismo obnubilado de los que le rodea por la situación que les acoge.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

Anthony Zerbe como Matthias. Fotograma de la película.

La película posee un cambio de ritmo y enfoque a partir de que Neville descubre la presencia de Lisa (Rosalind Cash), y el grupo con el que convive. Esto nos llevará a una de las secuencias más recordadas de acción, la huida de Neville y Lisa en una moto, de la interrumpida ejecución de Neville en el estadio. De Lisa, destacar el vestuario y el peinado muy característico de los 70, muy al estilo del "Black Power". Por cierto, hoy pasaría desapercibida. Las modas son acontecimientos en bucle.

La actriz Rosalind Cash. Lipstick Alley.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

La música de Ron Grainer hace única esta versión de "Soy leyenda". En su composición mezcla sonidos electrónicos, jazz, sinfonía,... a parte del estilo visual, es sin duda una de las huellas características de esta película, su banda sonora. Por cierto, Grainer antes de componer la banda sonora de esta película, ya se ganó su sitió en la historia de la televisión, componiendo la sintonía del "Doctor Who" en 1963.

El compositor Ron Grainer. Tardi.

"El último hombre vivo" es una de las adaptaciones de "Soy leyenda" que no me canso de ver. Ya no es por el recuerdo o el cariño que desprenda hacia mi persona la obra, sino por sus elementos audiovisuales, su artesanalidad, las interpretaciones y Charlton Heston. Una película que puede ser un sano entretenimiento o una reflexión si uno se pone serio en su visionado. La magia del buen cine setentero.

Cartel de la película



Ambigú Cinema - "El último hombre vivo" de Boris Sagal, 1971.




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