Desde muy pequeños las historias de fantasmas han ido copando nuestro conciencia cultural. Dependiendo de nuestra edad han ido evolucionando, desde la sábana tontina, hasta cualquier aterradora aparición que nos pudiésemos imaginar. Y es ahí, en el temible pozo de nuestra imaginación donde los espectros hacen de las suyas. No hay recorrido turístico que se precie que no tenga una insinuación a algún fantasma en pena, con una dramática historia bajo su sábana fantasmal. La tradición oral y escrita nos ha sembrado a cada cultura de casos tipo. Y por último, el Cine, se ha encargado de promocionarlos.
Mi primera historia de fantasmas cinematográfica fue una de las adaptaciones del clásico literario de Dickens "A Christmas Carol" (1843). Y la simpática comedia de Abbot y Costello, "Agárrame ese fantasma" de Arthur Lubin (1944). Pero sin duda, la que me hizo quedarme pegadito al sofá de casa, fue "Al final de la escalera" de Peter Medak (1980).
"Al final de la escalera" es un compendio de diferentes momentos vividos en distintos relatos cinematográficos. Pero con la salvedad de tener una puesta en escena elegante, y una psicología inmensa en el movimiento de cámara. Sin olvidar la seriedad y altura de su casting, encabezado por George C. Scott. Años más tarde, el actor repetiría género en "El exorcista III" de William Peter Blatty (1990).
En el decálogo particular explicado en películas anteriores de terror para estas "Noches de espanto", hago referencia a la oscuridad y a la deshumanización, como temas o artificios bien articulados para crear las temibles sensaciones; a ellas hay que añadir la capacidad de ir rompiendo en el relato cinematográfico la línea de la realidad con la ficción. Poco a poco, abduciendo lentamente al espectador, hasta romper sin percatarse y asumir los fantásticos hechos que pueden ir acaeciendo. Esa cualidad es la primordial de este drama terrorífico de Blatty.
A través del drama vivido por John (George C. Scott) y el intento de asumir su presente realidad, la soledad del entorno comienza a revelarse inquietante en una casa cargada de momentos magistrales, como: los golpes fantasmales, la silla de ruedas, la medallita,... y la pelota bajando las escaleras, deteniéndose ante la entrada, desafiando al estupefacto inquilino. La capacidad de ir introduciendo estos elementos sobrenaturales con la complicidad del espectador, va en aumento. De igual forma, la investigación de los protagonistas hasta llegar a la sesión espiritista, va en el mismo sentido. Nada rechina, una vez que te absorbe la trama.
Hoy en día, "Al final de la escalera" permanece en el podium de las mejores películas de terror. No le hace falta efectos visuales, ni maquillajes, ni una sola gota de sangre salpicada al objetivo de la cámara, para llegar a aterrorizar al público. En estas "Noches de espanto", hemos realizado un breve recorrido por algunos clásicos, quedan muchos en el tintero (o en el teclado). Pero son diversos y suficientes para que este Halloween lo puedan pasar ustedes de "espanto". No olviden dejar encendida su calabaza, aléjense de las puertas, eviten salir en la noche y confundirse en la neblina, abríguense en el sofá y pasen miedo, mucho miedo. De eso se trata.