Esta edición de Halloween he decidido calentar motores durante el mes de cara a la noche del 31 de octubre. Esta tradición celta, cristianizada y después comercializada, nos permite disfrutar de una noche de fiesta tenebrosa, al más puro “The Munsters" (“La Familia Monster", serie de tv, 1964 – 1966). Pero ante todo, he de advertir que el terror, no es horror. Esta distinción de significados ha sido un tanto manipulada en el arte cinematográfico. Cierto puede ser que las sensaciones despertadas por ambos son próximas. Y en sí, suele ser distinguible en la calidad cinematográfica. Y eso es lo que ocurre en nuestra primera propuesta para estas "NOCHES DE ESPANTO" Imagínese en un pasillo, frente a un psicópata con cuchillo en ristre y máscara impávida. Bien, y ahora en un pasillo oscuro. Prefiero al mozalbete de la máscara. La oscuridad es más peligrosa. En esa nada, se dibujan nuestros temores, nuestros miedos, nuestras angustias. Un director de cine capaz de empatizar con nosotros y saber narrar, nos abrumará con esa oscuridad, convirtiéndola en un tiburón, en una niña poseída,… en uno de esos temores de por vida. Si alguien se atreve a permanecer en ese pasillo, comenzamos.
“LA PROFECÍA” de Richard Donner (1976), es una película que huye del artificio o golpe de efecto para sumergir al espectador en la narrativa, en ese pasillo oscuro del que hablábamos con anterioridad. Y es que, el film consigue aferrarse a la realidad, acercándose de vez en cuando a ese límite del fantástico, de una forma elegante y con buen pulso narrativo. Donner venía de dirigir algún que otro film, y este supuso su graduación en el Hollywood de los 70. Se ha hablado de una serie de sucesos que tildaron y tildan de “maldita" a la película. No obstante no fue la desgracia la que recayó sobre su director tras su estreno, convirtiéndose en un nombre a tener en cuenta en la historia del cine (“Superman" – 1979, “Los Goonies” – 1985, “Lady Halcón" – 1985, “Arma letal" – 1986,…). Richard Donner sigue como en “El exorcista" de William Friedkin (1973) una línea realista. Es decir, va planteando el drama y poco a poco “in crecendo" introduce situaciones que van tornando la atmósfera fílmica, pero sin intentar abandonar la verosimilitud. Años más tarde, esta sería la base para su gran éxito, “Superman" (1978).
Volviendo a la película, posee un reparto espectacular. Gregory Peck (Robert Thorn) es la estrella, sin olvidarnos de Lee Remick (Katherine). A ello hay que añadir al joven Harvey Stephens (Damian Thorn), una cara angelical a la que poco a poco vamos temiendo. No por él. El pobre chaval se encuentra en mitad de los distintos momentos críticos del drama, pero es que al angelito lo van empujando las malas influencias. La joya interpretativa en este tipo de film y que todo director sabe que debe poner especial cuidado, es en el reparto de secundarios: el periodista, el sacerdote que advierte a Robert Thorn, la niñera de Damian,… Todos ellos conforman un tapiz interpretativo sólido.
Y hablando de notas, que decir de Jerry Goldsmith. El célebre compositor consiguió el Óscar por la banda sonora del film. La música salpicada de coros que entonan “Ave Satani", conforma una de las mejores bandas sonoras de terror de la historia. Escucharla, sin incluso ver la película, tiene sus arrestos. Una joya musical de uno de los grandes músicos de la historia del cine.
Revísenla o descúbranla. Tras su visionado les quedará claro un par de cosas: estar ante una de las grandes obras elegantes del terror; y el de mirar con respeto a los triciclos, sobre todo si es conducido por una mirada angelical. Ya os digo.